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domingo, 30 de mayo de 2010

Capítulo 32.- Fly me to the moon

Abrir los ojos pero continuar dormido, sumido en días que carecían de sentido y ensoñaciones que resultaban más atractivas que la verdad, bajarse del vértigo y ajustarse la corbata de las costumbres y los deberes, afeitarse las ganas de gritar y sacar la mejor sonrisa de alquiler; esa era una típica mañana de Raúl Ruiz los primeros años que transcurrieron desde la traición de Lía, sin embargo las mañanas continuaron y se unieron al resto de los días que cambiaban un poco los tonos sepia y se volvían de un rojo sangre nítido y sensacional, hasta que ese tono rojo también pasó y todo pareció volver a la calma, hasta ese incidente en que las escaleras fueron el camino más cercano a la muerte.




Pero en la mente de Raúl ya nada de eso existía, todo parecía nebuloso y extraño, como si hubiese despertado de un largísimo letargo y sus ojos estuvieran combatiendo contra un pesado bulto de arena que les impedía el libre ejercicio. Luego de largo rato lidiando con su propia debilidad, Ruiz por fin se había incorporado y comenzaba a notar su entorno, era nuevamente un techo que no conocía, un cuarto pequeño que no recordaba y algunos muebles y enseres propios de una habitación destinada únicamente a pernoctar; lentamente comenzó a buscar sus ropas pues se hallaba completamente desnudo y sobre una silla destinada seguramente como guardarropa, encontró lo que parecía ser su atuendo, una camisa negra y unos jeans percudidos, dentro de los pantalones una cartera desgastada con solo unos pocos duros y una vieja credencial de identidad que delataba que aún se llamaba Raúl Ruiz, pero de lo demás nada. Caminó hacia el cuarto de baño que se encontraba al lado izquierdo de aquella habitación y se miró al espejo, su rostro le era a la vez familiar y desconocido, pero cuando comenzaba a perderse dentro de su propia mirada, un súbito dolor le tomó por sorpresa, la cabeza le punzaba y el dolor como oleadas de fuego le desgarraba por dentro, no podía recordar que sucedía, ni donde estaba, apenas podía hilar algunas breves ideas en su mente, como su nombre, su universidad y como en sueños lejanos la partida de Lía, y después la de María, que eran los hechos más recientes que podía recordar, así que gritando entre el sufrimiento y la incertidumbre se sintió hundirse a través del piso del baño hasta que una voz dulce de mujer llegó a su encuentro y unas manos únicas tomaron con delicadeza su cabeza y mágicamente se llevaron de a poco el suplicio.



- Amor, ya pasó, estoy aquí, tranquilízate por favor, el dolor se irá si te calmas, aún es pronto para que te esfuerces, todo esta bien aquí en esta cápsula donde te protejo – le dijo María mientras llevaba la cabeza de Raúl a su pecho y comenzaba a tararear unas notas- “fly me to the moon, and let me play among the stars…” ¿Ves como ya estás mejor amor mío? Piensa en como bailaremos por todas partes cuando te mejores, piensa como volverá a ser como antes y ambos cantaremos nuestra canción, mientras paseamos por las calles vacías, entre luces tenues y miradas cómplices de nuestro idilio, piensa como el mar volverá a recibirnos entre sus concupiscentes aguas y ahí con la Luna como única farola, haremos el amor y tal vez concibamos lo que ambos hemos estado deseando, un hijo que venga a ser nuestra mayor felicidad, piensa en ello amor, y trata de olvidar lo demás, no esfuerces tu memoria tratando de revivir los dolores del pasado, ni traigas a nosotros las desgracias recientes, solo quédate aquí conmigo y descansa.

- M..a..ría… yo solo…

Ruiz apenas balbuceo, pero el cansancio le hizo callar y perderse en aquella dulcísima canción que María le cantaba como nadie y se dejó seducir en ese mundo de tranquilidad donde la fragancia de María le llevaba a revivir cada nota de la melodía y a olvidar todo lo demás…. “in other words hold my hand, in other words darling kiss me…”