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viernes, 2 de noviembre de 2018

43 Epílogo


Tres meses después de los eventos de la gran asamblea del CGO, Lía leía las noticias relacionadas con su país en su tableta electrónica, en su pequeño pero lujoso Chalet Suizo, y siguiendo su vieja costumbre infantil, repetía en voz alta para mejor entendimiento:
-“La policía sigue sin encontrar al asesino de Mindell Quintana otrora empresario exitoso y reconocido. Después de que salieron a la luz las múltiples estafas y fraudes tanto al fisco como a inversionistas privados acaecidos a causa del extinto empresario, muchos enemigos poderosos pudieron estar detrás del crimen.”
- Pero no todos esos hipotéticos enemigos cuentan con la clave de Mindell para cobrar las cuentas a nombre del difunto Raúl Ruiz- interrumpió a Lía en su lectura una voz conocida.
Lía abrió sus ojos muy grandes, estaba completamente sorprendida por la presencia de ese sujeto en su Chalet, no daba crédito a lo que miraba, pero tratando de contener su euforia, temor y enojo, le lanzó a su interlocutor una fuerte cachetada, sólo para comprobar que era real.
-Eso es lo menos que te mereces canalla, me hiciste creer que estabas muerto, has engañado a todos.
- No tanto cómo los has engañado tú, le hiciste creer a Julia y a los otros que habías cambiado, pero vaciaste la cuenta que Mindell fabricó en mi nombre, eso te vuelve muy sospechosa de su asesinato ¿sabías?
- Aún no cruzo esa línea amor mío, un hombre como Mindell puede ser más básico de lo que cree, y yo me jacto en conocer a los hombres, no fue tan difícil conseguir la información que requería para cobrar lo que él me depositó, por cierto voluntariamente eh- dijo burlona Lía.
- Voluntariamente o seducido por tu infernal belleza, me da igual, no puedo dejar que te quedes con ese dinero, cómo podrás imaginar estar muerto es demasiado conveniente y ventajoso para planear una revolución, pero se sigue requiriendo la pasta que la sostenga- dijo el otrora Raúl Ruiz.
- Y yo que me jacto de conocer a los hombres, no termino de conocerte a ti Raúl- suspiró Lía- así que agregaras a tu currículum la parte de muerto y de revolucionario, no sé cuál es la más disparatada.
- Lo dice la increíble mujer que es más buscada que el grial y más valiente que cualquier soldado.
- Lo dice la mujer que va a disfrutar demasiado hacerte el amor, o es que crees que engañas a alguien diciendo que tu único motivo de venir aquí es quitarme mi dinero, hasta los fantasmas y futuros  revolucionarios merecen un tiempo libre después de tantas cosas y antes de tantas cosas más.   

Capítulo 42.- Los cimientos de algo aún más grande


Quintana se despertó sobresaltado, los hombres que custodiaban su casa le informaron que desde muy temprano dos ambulancias salieron de la Comunidad y la gente murmuraba por ello, además nadie sabía nada de la Doctora Julia y de Raúl, y Herson Valdés había sido visto deambular como si estuviera ido, fuera de sus cabales, todas esas cosas no podían ser buenas para su plan, y tenía que saber qué estaba pasando.
Dejó a Lía acurrucada en su cama, la noche había sido muy intensa y quizás se había pasado de la raya con ella, no porque le importara, pero matarla en sus momentos más pasionales hubiera sido demasiado inconveniente, así que internamente se prometió no volver a darse esas licencias y menos estando tan cerca de su gran día, pero quién era él para cuestionar los deseos de un genio, no podía negarse algunos caprichos de vez en cuando.
Se vistió rápidamente y llevó consigo el maletín dorado en que traía la evidencia a usar unas horas más tarde, no podía dejarlo ni por un segundo solo, luego salió de su casa, no sin antes encargarle a los dos centinelas que vigilaran la entrada y no permitieran la salida de Alarcón a menos que él lo ordenara.
Mientras se encontraba dirigiéndose al Salón principal las campanas de la capillita empezaron a repiquetear y su sonido heló la sangre de Mindell, entonces la voz de Valdés sonó a través de todos los altavoces de la Comunidad.
-Compañeros comunitarios, es mi deber informar con un pesar enorme que nuestro líder, el Emperador Raúl Ruiz ha muerto, derivado de complicaciones en su estado de salud, falleció esta madrugada dejando un vacío irreparable en nuestras vidas, pero su legado, su recuerdo y su voluntad prevalecerán por siempre, mientras nosotros tengamos presente su herencia y sus ideales, nosotros daremos fiel y vívido testimonio de su modelo y de su creación, no teman por tanto por el destino de la Comunidad, ahora que su mayor dirigente ha partido,  porque todos y cada uno de nosotros somos quienes la conforman, y aunque en su ausencia deban haber algunos cambios, estos les aseguro, serán para continuar lo mejor posible con la vida institucional de nuestro grupo y para garantizar su supervivencia, por lo tanto y aunque por la noche velemos sus restos mortales que serán cremados por ser así su deseo, no se suspende la reunión del Consejo General Organizacional programada para dentro de dos horas. Guardemos un minuto de silencio por nuestro querido amigo Raúl- terminó Herson con una voz notoriamente afectada y compungida.
Mindell se quedó inmóvil con una expresión sombría, - el maldito imbécil tuvo que morir ahora, es demasiado conveniente- pensaba- pero por qué diablos no utilizar ese pretexto para detener la reunión del CGO, por qué no interrumpirlo  todo para “honrar” a su estúpido líder, por qué no hacer un evento multitudinario que me obligara a frenarlo todo, no lo entiendo, será que realmente esos idiotas no pueden hacer nada bien sin Ruiz, será que verdaderamente están tan consternados que dejan escapar su mejor oportunidad para retrasarme, no pueden ser tan ingenuos, y yo,  no puedo simplemente relajarme, ni dar ninguna ventaja, debo ver a los disidentes ahora, y a los adeptos que he ganado dentro del refugio, debo convencerlos de que mis pruebas son sólidas y aunque algunos me consideren un monstruo por revelar lo que revelaré contra Ruiz justo el día de su muerte, debo convencerlos de que es lo mejor para la Comunidad, para colocar los cimientos de algo más importante,  tengo tiempo, todo mi grupo debe estar cerca, mientras los centinelas cuidan a Lía, es imposible que se comunique con alguien o pueda huir, yo mismo le quité el móvil y la he aislado del todo, no puedo retroceder, y no lo haré, debo arriesgar el todo por el todo.
Mientras tanto Herson yacía sentado en la capilla pensando en todo y nada al mismo tiempo, tratando de descifrar lo que el destino depararía para el final de ese día, pensando que la suerte de la Comunidad estaba echada y que ya no había forma de volver atrás, entonces sus pensamientos fueron interrumpidos por Zyan, que sin que se diera cuenta se había situado detrás suyo.
-No hay forma de que un Pilar como tú pierda el tiempo de esta manera, no este día precisamente, en que la muerte de Ruiz es la clave del advenimiento de una nueva era.
Herson sintió que se enardecía y con furia le respondió a Zyan.
-Se muy poco de ti, pero me irritas, tus palabras me parecen de lo más indigestas y fuera de lugar, diciendo esas cosas pareces un buitre, no eres diferente de Quintana y sus hombres, no sé por qué me dejé convencer por Julia y por ti, todo este circo debió de detenerse, sólo estamos trabajando a favor de Quintana.
- Entre más días le demos a Mindell  más peligroso puede ser, no debes olvidar que el grupo que lo respalda crece con cada mala decisión que tomamos, si sientes toda esa indignación por la manera en que hablo de tu extinto líder, sólo piensa en lo que Quintana le hará a su creación, a su legado si no acabamos con él, ahora basta ya de lamentos, haz su última voluntad y juntemos a los leales a Ruiz, esta guerra por la Comunidad comienza en dos horas.
Dentro de la casa de Quintana, fieramente custodiada en su exterior por sus hombres, Lía había escuchado todo el mensaje de Herson, sentada en la orilla de la cama en la que la noche anterior, había sido brutalmente poseída por un hombre de los más perversos que había conocido,  sólo atinaba a mirar el rostro que el espejo de Quintana le devolvía, el que ya no reconocía como el de la mujer que era.
No podía creer que ese ojo morado por los golpes que le había dado Mindell fuera suyo, ni esa boca rota, ni esos pechos mordidos y  desgarrados, ni esos mechones rubios arrancados tan cruelmente. ¡Dios mío! Que bajo cayó en unos pocos días, al llegar a ese maldito lugar, era la protegida del Emperador, la mujer que lo masticó y escupió al suelo en su juventud y que aun así tenía toda la capacidad para hacer que Ruiz volviera con ella, dándole la espalda a todos sus esbirros, y dándole su riqueza,  ahora era la muñeca de un traidor sádico que le había dejado las marcas de sus asquerosos dedos alrededor de su cuello.
Cuánto odio le guardaba a Quintana, ni siquiera el consuelo del dinero que obtendría,  podía quitarle la imagen inmunda de su cuerpo sobre el suyo, no podía esperar por encontrar la mejor manera de vengarse, pero encerrada y custodiada en ese lugar, nada podía hacer.
Ya no quería sentir dolor, no quería que las lágrimas que rodaban por sus mejillas corriéndole el rímel siguieran corriendo, porque sabía que salían por luto, porque cada una era un recuerdo dulce del muerto, porque sabía que Ruiz hubiera sanado cada golpe, cada rasguño, cada herida con sus besos, con sus caricias, con su sublime amor que jamás volvió a encontrar en nadie, pero ya no lo haría, nunca más volvería a verlo, nunca volvería a sentir esa debilidad trémula que sólo se siente una vez, nunca volvería a perderse en el océano de esos ojos grises, ahora cerrados para siempre, nunca volvería a provocar esa sonrisa nerviosa que le deleitaba. Entonces se levantó de la cama y hablando con el espejo como si se tratara del amor de su vida le dijo:
-          Querías saber mis motivos para abandonarte, para dejarte solo y arruinado, para robarme todo el dinero que habías juntado para la Comunidad, para burlarme de tu amor sincero y corresponderlo con el veneno más vil  y ahora te las diré, solo entre tú y yo, solo entre Lía y Raúl, la pareja que no debió ser, pero que yo quería que fuera. Lo hice porque te amaba y me asustaba tanto de hacerlo,  porque no nací para ser tu mujer y adoptar tus sueños sencillos, porque cada día que pasaba a tu lado, tu forma de ser, tu esperanza, tus ideales, me convencían más y más de hacerme como tú, de seguirte a donde fueras y resignarme a esa vida, porque ese es el efecto que causas, tú vas por ahí cambiando al mundo sin querer y sin notarlo, orillando a los que te conocen a creerte, a ver las cosas con esa belleza mágica que les infundes, a unirse a tu cruzada ideal con tu armadura destartalada y tus sanchos panza respaldándote; y yo quería ser mejor, quería ser más, tal vez por envidia, tal vez porque quería tener algo especial como tú, tal vez porque he estado tan perdida todos estos años. Pero quiero decirte que te amo, y que no volveré a amar a nadie más, que cualquier caricia que recibiera a partir de ahora será como brasas llagando mi piel y que no importa cuántos posean mi cuerpo, sólo tú eres el dueño de mi corazón.

-          Hermosa confesión mujer- interrumpió Julia ante la sorpresa total de Lía.

-          Pero cómo entraste, hay guardias en la puerta- dijo Lía temblando.

-          Unos ajenos no conocen los pasadizos de las casas de los verdaderos Pilares, y eso también va para el dueño de esta morada, que de manera voluntaria se ha hecho el más ajeno de todos- suspiró Julia- pero qué cinismo, es tan grande la obsesión de Quintana por Raúl que ha copiado palmo a palmo su habitación.

-          No sólo por eso lo hizo, ese maniático planea…

-          No necesitas decir las asquerosidades que te ha hecho Mindell Lía, ni lo que planea hacer ahora- interrumpió Julia- a pesar de que has hecho cosas despreciables, nadie merece lo que te ha hecho esa bestia, vine a buscarte sin saber lo que encontraría y me sorprendo por lo que veo, tú también lo amaste, debo decirte que yo también lo amé y que lloro por dentro el horror de su vacío, por eso te comprendo y no te juzgaré más, al contrario, hace muchos años le rogué a desconocidos para que me secundaran en una situación desesperada y ahora te ruego a ti para que me ayudes, no puedo ofrecerte mucho a cambio más que mi protección, y una nueva oportunidad, yo permitiré que expíes tus culpas hacia la Comunidad y te vuelvas uno de nosotros, los sanchos panzas de nuestro amado caballero andante, a que seas parte de algo más grande que lo que hayas hecho nunca, aquí no tendrás que esconderte, el mundo se queda afuera de estos muros, o así era antes de Mindell, y volverá a ser después de él, pero necesitamos tu ayuda, así que dime Lía, ¿honrarás por una vez el amor que sientes?       
La hora había llegado, de todas las empresas satélites al refugio  arribaban trabajadores y ejecutivos, disidentes y leales con destino a la explanada principal de la Comunidad, también algunos espías de los Grandes y la Cámara se habían colado para la reunión del CGO más importante de la historia, todos sabían de la muerte de Ruiz, y seguro que muchas cosas cambiarían ahora, principalmente la persona que obtendría el control total de la Comunidad y de la cual dependería el futuro de la misma, si se continuaba con el modelo de Ruiz, o se abría la empresa a la inversión ajena y privada.
Mindell estaba más tranquilo, estaba casi convencido de que la muerte de Ruiz era un desafortunado inconveniente, pero nada que no pudiera salvar con su gente y su plan, además de que había colocado gente armada a las órdenes de la Cámara dispersa entre los asambleístas para protegerlo de cualquier contingencia.
Herson estaba hecho un mar de nervios, confiaba en los últimos designios de Raúl, pero aceptar a  Zyan le resultaba un problema.
Solo dos lugares del presídium principal estaban ocupados, cada uno con un micrófono para su propietario,   Julia aún no llegaba, y naturalmente no se esperaba que Octavio fuera.
-          Orden, orden amigos, es hora de empezar, y dado que percibo claramente que hay más que suficiente cuórum reunido, daremos inicio a la sesión- dijo Quintana con su micrófono presidiendo la Asamblea.
-          Me parece que la Pilar Julia Jaimes no ha llegado, y tampoco ha llegado el Pilar Octavio Grosso- interrumpió Herson.
-          Parece que nuestro camarada Valdés olvida que en una reunión del CGO, no es necesario que estén todos los Pilares reunidos, máxime que la Doctora Julia debe estar sumamente ocupada con los trámites relacionados con el sensible fallecimiento de Raúl Ruiz, y es de todos conocido que Octavio Grosso se encuentra recluido en una granja de alcohólicos…
-          Estaba recluido amigo, pero no tienes porque usar ese tono, estar enfermo no es motivo de sarna y escarnio- interrumpió Grosso,  quien acompañado de Liliana Lara, se abría paso para el presídium principal.
Herson se levantó y comenzó a aplaudir la llegada de Grosso y el grupo de aliados lo imitó dándole un caluroso aplauso de aprobación, sin  embargo Mindell dirigió una mirada al grupo disidente de Enrique Hernández y comenzaron a gritar insultos como “ebrio”, “incompetente”, “fuera”, por lo que Mindell volvió a tomar la palabra.
-          Aunque aplaudimos tu esfuerzo y presencia amigo Grosso, tú no puedes estar en el Presídium, eres objeto de una votación de Asamblea y se ha cuestionado tu capacidad para formar parte del Consejo de Pilares, así que estarás en primera fila, pero no aquí.
-          Así que soy culpable hasta que se pruebe mi inocencia, me pregunto si tu mentor, tu benefactor, maestro, y sobre todo, amigo Ruiz, estaría de acuerdo con eso- increpó Octavio- además ¿desde cuándo se le niega la réplica a un comunitario Mindell?, acaso no propugnaste porque se escucharan tus propuestas y todos te prestamos atención, ¿no merezco recibir lo que te di a manos llenas amigo?     
Los leales aplaudieron y gritaron, exigiendo que Octavio subiera al Presídium, los disidentes gruñeron maldiciones y comenzaron a alborotar, Mindell volvió a acallar las pasiones.
-          Tan tienes voz y réplica amigo mío, que todos podemos escucharte, pero mi deber no es jugar a la retórica contigo,  sino conservar el orden en esta Asamblea, y como no hay consenso y sólo es motivo de discordia te llamo al orden, a la armonía y  civilidad, si deseas conservar tu lugar aquí, siéntate en la primera fila y deja de enrarecer el ambiente.
-          Es curioso que hables del orden, armonía  y  civilidad Mindell- replicó Octavio- aquí en nuestro refugio, los comunitarios encontramos un rincón de armonía, ¿por qué pretendes ensuciarlo y enrarecerlo  trayendo a gente armada que además trabaja para los Grandes de la Cámara Empresarial?
Ante semejante acusación la muchedumbre lanzó gritos de sorpresa y comenzó a buscar entre todos a los intrusos armados de los que había hablado Grosso, Mindell furioso sintió que perdía la compostura y se dispuso a contraatacar, pero antes de que pudiera hacerlo un potente silbido irrumpió en la explanada, dejando a todos en silencio absoluto.
Zyan arribaba al lugar junto con diez hombres leales que traían esposados a los centinelas que vigilaron la casa de Mindell y a otros tres más que seguramente se encontraban dispersos por la explanada.
-          Es mi deber como Pilar encargado de todo el personal- dijo Herson Valdés-  informar a la Asamblea que estos hombres que fueron sorprendidos en nuestro refugio armados, no pertenecen a la Comunidad, ni a ninguna empresa satélite de ésta, no fueron llamados por mí, y no trabajan para ningún servicio de seguridad privada con quien tengamos convenio, así que válidamente hemos procedido a su detención, ya que se encontraban allanando en un lugar cerrado a los ajenos y con posesión de armas, además de que son gente al servicio de la Cámara Empresarial, tal y como lo aseguran las confesiones verbales y escritas que la señora Zyan Méndez tiene en su poder, también debo decirles que Zyan Méndez, aquí presente es la legataria de Raúl Ruiz, según como se comprueba con los documentos notariales cuyas copias se están repartiendo en este momento a todos los asambleístas, quien además es la nueva propietaria del total de sus acciones y derechos  sobre el Consejo, de acuerdo con la cláusula novena de los estatutos de fundación que también en copia notarial se entregan a los presentes, por lo que procedo a dejarle su lugar en este Presídium Principal y al frente de la Asamblea, como máxima dirigente de la Comunidad.
-          ¡Este es un atropello! –Gimió encolerizado Mindell- yo soy el Pilar convocante a esta asamblea, estoy a cargo de la misma y no he sido informado de estas arbitrariedades, además cualquier documento que supuestamente haya firmado Ruiz debe ser revisado por mí, fedatado antes de que tuviera alguna validez. ¿cómo puedo saber si no se trata de una falsificación, de un delito?   
-          ¿Cómo los que tú has cometido Mindell? –increpó Julia que llegaba al lugar ayudando a caminar a Lía Alarcón al tiempo en que todos los leales les abrían paso hacia el Presídium – justo al mismo tiempo que nuestro Emperador agonizaba, tú violabas a esta pobre mujer  a la que Ruiz dio asilo en nuestro refugio a causa de una persecución política por parte de los Grandes de la Cámara, en la impunidad de  tu casa la ultrajaste y vejaste, cualquiera puede ver en su rostro y cuerpo las huellas de tu crimen,  además la intimidaste para que fuera parte de tu plan para hundir la memoria del Emperador, lo negarás aunque todos sabían que se quedaba contigo, aunque todos fueron testigos de la gente que pusiste en tu entrada para privarla de su libertad. Ahora empezarás a decir que esta mujer era la amante de Ruiz y que él desvió por años dinero de la Comunidad para dárselo a ella, pero ¿cómo podría haber hecho eso si legó a Zyan todas sus propiedades?
Mindell blanco por el odio y la sorpresa gritó que todo era falso, pero Liliana Lara discretamente había apagado su micrófono.
-          Negar mi papel en la asamblea –dijo Zyan, tomando su lugar y con el  micrófono de Herson- es difamar al Notario más respetado de este país señor Quintana, su sello, holograma y firma obran en las copias que ahora tienen todos los asambleístas, incluidos los que ha traído el señor Enrique Hernández, mal llamados disidentes, porque en realidad sólo son miembros confundidos por sus mentiras, porque de acuerdo con mis investigaciones, todos ellos creen que obtendrán importantes ascensos y sumas de dinero, con su toma del control absoluto, y su apertura a la inversión extraña,  pero tengo en mi poder la propuesta que usted les presentó a los dueños de la Cámara empresarial, conocidos como “los Grandes”, y toda esta descuartización de la Comunidad, tiene como único beneficiario su nombre. ¿Acaso es un error de impresión? No se moleste en negarlo, se están repartiendo copias de su propuesta  a todos los asistentes, incluida la gente del señor Enrique Hernández, y si se pregunta cómo la obtuve, sólo diré que llegaron a mi bandeja de correo electrónico fortuitamente, no se puede confiar en la seguridad de la web ¿verdad señor Quintana? Ahora, por qué no desiste de sus peticiones a la asamblea, a menos de que quiera que le demos el micrófono a la señorita Alarcón para que nos narre su brutal ataque y nos cuente de todas sus miserias.
Harto de no poder defenderse y ya no importándole nada, Mindell le arrebató el micrófono a Zyan y dijo:
-Sería la palabra de una sucia delincuente contra la mía y yo…
En ese momento de todos los altavoces de la Comunidad comenzaron a brotar los gemidos de un histérico Mindell que jadeaba de placer, al mismo tiempo que gritaba: “¡dime que soy mejor que él perra, grita mi nombre! A lo que Lía llorando preguntaba: ¿mejor qué quien? ¡ya no me pegues por favor Mindell! ¡Mejor que el pobre pendejo de Raúl Ruiz claro!
Todos los presentes voltearon a ver a  Mindell con una mirada de odio, incuso Enrique Hernández y su gente le comenzaron a gritar “traidor”, mientras continuaban leyendo la propuesta que los excluía de los negocios con “los Grandes”.
Mindell volteó a ver a Lía, y ésta se le acercó y le dijo al oído: estabas tan ocupado mostrando tu hombría que ni siquiera notaste que fui yo la que te usé…
Zyan altiva recuperó su micrófono, mientras Quintana escapaba a toda prisa de lugar entre gritos y lanzamientos de cualquier cosa que estuviera al alcance de los enardecidos asambleístas.
-          Así nos deja el otrora “Mago de las finanzas”, no se ensucien las manos con él comunitarios, no hace falta, los “Grandes” están tintos en la sangre de aquellos que les fallan, justo como estos de aquí que preferirían la cárcel antes del juicio de sus sucios jefes- dijo Zyan señalando a los hombres de Mindell- la muerte de Ruiz es la más trágica de las pérdidas para todos nosotros, pero quiero decirles que una vez ese gran hombre arriesgó su vida para preservar la mía y la de mi pueblo y que estaría gustoso de ofrendar su sangre para que la discordia entre nosotros se disipe, para que la reconciliación entre el grupo disidente y los leales sea duradera y así sembremos los cimientos de algo aún más trascendente que la Comunidad y cuya era empieza aquí, de la mano de todas y todos ustedes.
Enrique Hernández se retiró con la cola entre las patas, igual que Mindell, sabiendo que sería culpado de ser su cómplice, pero la que había sido su gente se quedó juntándose con los leales hasta formar un grupo uniforme,  todos contemplando a los nuevos Pilares, los cuatro nuevos líderes de la Comunidad, Zyan Méndez, Julia Jaimes, Octavio Grosso y Herson Valdés, en ese momento Julia buscó a Liliana Lara y a Lía Alarcón para que subieran también al Presídium, pero sólo encontró a Liliana, que agradeció y prometió serles útil como nueva comunitaria, Lía había desaparecido, justo como llegó, como una nube negra dejando tras de sí un nuevo arcoíris.     

Capítulo 41 El momento álgido de la Comunidad


La madrugaba avanzaba vertiginosamente y el insomnio hacía mella en Julia, sobre todo ahora que había visto la angustia y la duda dibujada en el rostro de Herson, justo cuando faltaban pocas horas para la reunión del Consejo que ponía en riesgo las mismas bases de la Comunidad.
Los recuerdos de Quetsaí  volvieron a situarse profundo en la mente de Julia y no pudo imaginar un momento más álgido para la Comunidad que ese, con el Emperador en coma, Mindell propugnando por acabar con la imagen de Ruiz y asumir el control absoluto, Grosso internado y Herson dudando de sus propias creencias.
En esos pensamientos estaba cuando una mano  la tomó por el hombro, haciéndola brincar de su silla.
-¿Quién eres? ¿Qué pretendes entrando aquí y sorprendiéndome así? -dijo Julia enfadada.
-Doctora, no sea tan ruidosa, sus nervios de acero no son lo que eran antes, usted y yo hemos estado en circunstancias de verdad peores- dijo una mujer bien conocida de Julia Jaimes.
-Pero si eres Zyan, hace cuánto tiempo que no te veía- preguntó Julia incrédula.
- El suficiente para cumplir las encomiendas del Emperador, contestó Zyan- ha llegado la hora sentenciada por Ruiz, y  más que nunca, quiero estar segura de que usted recuerda sus palabras Doctora,  me pregunto si haría lo necesario por la Comunidad. ¿Tendrá usted el mismo valor ahora, que el que mostró en mi Pueblo hace tantos años?
- Zyan, no te entiendo. ¿Dónde estuviste todo este tiempo, de qué valor hablas?  
- Hice todo lo necesario para prepararme, me convertí en el brazo oculto del Emperador, y al mismo tiempo me he especializado con miras a alguna vez recuperar lo que es nuestro, pero aún no estoy aquí por ello, sino por Raúl- dijo fríamente Zyan.
- Vienes a verlo por su estado de salud, o acaso te enteraste de la reunión de mañana, contéstame Zyan- increpó Julia.
-Antes de revelarte el motivo de mi  visita, quiero contarte algo, después de la destrucción de mi pueblo, Ruiz me mandó llamar a parte, sólo él sabía que soy la hija del Orador de Quetsaí, hermana de la mujer que nos salvó la vida aquella noche nefasta.
Julia se impresionó al saber ese hecho, no tenía idea de que ella era la siguiente en la línea de mando de aquél extinto pueblo.
-Raúl sabía que yo no podía quedarme esperando a ver cumplida su promesa Doctora, como la nueva Oradora de mi gente, mi principal deber es devolverles lo que les arrebataron, pero hacer guerra contra todo un sistema era imposible entonces, y lo es todavía, por algo más de tiempo al menos…
Julia volvió a sentarse junto a Raúl, por algún motivo el tono de Zyan la asustaba.
-En todos estos  años me he especializado en las materias que son útiles para obtener dinero, adeptos y recursos, he estado  aprendiendo las artes necesarias para mi guerra, la que el Emperador me prometió pelear conmigo, sin embargo, él mejor que nadie conocía su estado de salud, y también sabía que los enemigos de la Comunidad se irían multiplicando poco a poco con el triunfo de su modelo, quizás algún día serían tantos, que los encontraríamos incluso entre nuestras filas. A pesar de lo que siempre decía de las personas, Ruiz no es un tipo que dejara todo a la suerte, o que se creyera laxamente las intenciones de los ajenos que de repente se interesaran en ingresar a sus filas, tampoco es un ingenuo que premia a sus detractores, como aparentemente hizo con el grupo de disidentes y su líder luego de la Gran Crisis, ese tal Enrique, al contrario, al tiempo que patrocinaba mis estudios y proyectos, me pidió que vigilara secretamente a esa facción  y que si alguna vez alguien perteneciente al Refugio principal tenía tratos con ellos, comenzara a seguirle de cerca y a analizar todos sus pasos, eso ocurrió unos meses después de la llegada de Mindell Quintana, y precisamente fue él quien comenzó a aliarse en secreto con ese grupo, yo seguí sus pasos lo mejor que pude, pero no por nada ese sujeto tiene el mote de amo de las finanzas, me costó muchísimo trabajo descubrir que ha estado desviando recursos financieros hacia una cuenta privada en el extranjero, el problema mayor es que esa cuenta está a nombre de Ruiz, por eso cuando se lo informé a Raúl le advertí de los graves problemas que nos costaría demostrar que él no estaba involucrado en el fraude, Quintana sabe muy bien como borrar sus huellas, así que todo está fabricado para apuntar al Emperador como principal defraudador, lo que vino a complicarse aún más con la llegada de Lía Alarcón, una delincuente muy bien conocida por ser una maestra de la estafa.
Cuando Lía apareció, Raúl me contactó secretamente, no se lo podía contar a nadie, pues en todo este tiempo Quintana había extendido sus tentáculos a más y más miembros de nuestro grupo, Raúl pensaba utilizar a Lía para exponer a Mindell, pero al final fue débil y sus sentimientos por ella le impidieron actuar a tiempo, si me lo preguntas fue una estupidez anteponer su historia con esa mujer al objetivo de desenmascarar al traidor, pero en el fondo su duda  quizás se debió a que no podía creer tal vileza de parte de uno de sus Pilares y seguía esperando tontamente que cambiara de opinión.
Ahora es tarde, dentro de pocas horas Mindell revelará sus fraudes y culpará a Ruiz, seguramente dirá que Lía le confesó su contubernio, y quién sabe que más mentiras use para tener credibilidad, después se expondrá como el gran salvador de todos y los miembros de su grupo lo apoyarán, al igual que los externos de la Cámara que se benefician con la apertura de la Comunidad a la inversión privada; con Grosso fuera por incompetencia, solo tú y Valdés podrían votar en contra de que él asuma el control total, pero Valdés es incluso más inmaduro e infantil que cualquier versión de Raúl, no es confiable ya, su cabeza está metida en sus ridículas historias de amores y su código moral fantasioso.         
En conclusión, al ver que su salud desmerecía y estar tan perdido en cuanto a posibilidades, Raúl Ruiz me pidió que si se encontraba en una situación así, terminara con su vida, pues sólo muriendo podría frustrar los planes de Quintana, la gente de la Comunidad se volcaría en luto, homenajes y  buenas remembranzas,  y no aceptarían cualquier descrédito que inventara Mindell, además él se descubriría  como el infame depredador que es, tratando de mancillar la memoria de un muerto; por último en su testamento, del cual tengo una copia notariada en mi poder, Ruiz me designó el total de sus acciones y justo como hizo mi padre con mi hermana en su último momento, también me ha dejado su lugar en el Consejo, así tendré voz y voto para poder revelar ante todos las pistas que tengo contra Mindell y defender a Raúl si es necesario. Mi presencia y todo lo que he reunido en su contra, quizás pueda invertir el resultado de la Asamblea.    
Raúl me dijo que tú como su médico personal te interpondrías en su voluntad, pero que si te contaba toda la situación entenderías y asimilarías lo que se debe de hacer,  ahora quiero saber si me dejarás cumplir con  mi misión o tratarás de detenerme Doctora Julia.
Julia sintió que moría al escuchar a Zyan hablando de esa manera, nada había quedado de la jovencita dulce que conoció, es como si hubiera fallecido aquella noche junto con Quetsaí y ahora sólo quedara  venganza y odio en su mirada.
-Por Dios Zyan, qué estás diciendo, este hombre salvó tu vida y la de las últimas familias de tu pueblo, ahora viven con nosotros, son parte de nosotros, cómo te atreves a querer acabar con él, ¿acaso bromeas?- dijo Julia desesperada.
-No es posible que digas eso Julia, el Emperador te lo dijo también esa noche, y todos estos años te lo repitió, él no importa como persona para la Comunidad, sólo como un ícono, una leyenda capaz de unir a los comunitarios contra la adversidad, sirve mucho más como un mártir que como un comatoso inerte.
No tendría ni siquiera que contarte todo lo que te conté para que accedieras,  si no obramos conforme a su deseo, todo se perderá. Estás ciega por tus emociones hacia él y los demás Pilares, por eso  te tardaste tanto en descubrir al traidor del grupo, y aún ahora lo subestimas, te niegas a tomar medidas reales en su contra, en verdad te digo que Quintana no matará físicamente a Ruiz, pero acabará con su legado que es mucho peor para todos, si hacemos lo necesario ahora  lo elevarán a la altura de un mito y la Comunidad prevalecerá, y todo depende de ti Julia, si sabes cómo manejar  la pérdida del Emperador,  podremos sobrevivir a esto,  así que llegada la hora de la verdad dime qué harás, estarás a la altura o lloraras de miedo y sentimientos inútiles.    
Perder a Raúl siempre había sido una probabilidad cercana debido a su salud, era una constante que como su médico conocía muy bien, pero aun así, quitarle la vida a ese hombre que tanto admiraba, que estimaba tanto, era completamente desquiciado, aunque estuviera en coma, aunque seguramente estando en otra situación hubiera podido respetar el deseo de la familia de desconectarlo, si hubiere esa familia, pero ahora ella era de quien dependía la decisión, y todo su pensamiento racional se nublaba en oleadas de angustia.
-No puedo permitir que lo mates- dijo sollozando Julia- no me importa si es lo mejor, si él así lo quería, como Doctora no puedo…
-¡Al diablo tus excusas! – gritó  Zyan colérica- no me vengas con el maldito código hipocrático, ni siquiera en estos momentos puedes ser sincera, no te escondas tras tu profesión, tras tu calidad de Pilar,  si lo quieres dilo, si te encariñaste con él dilo, si te obsesionaste con Ruiz dilo,  no interesa de todas maneras, me dan igual tus motivos, no permitiré que todo se vaya al diablo por una niña cursi, no dejaré que Raúl falte a su promesa por tu debilidad y tu hipocresía, porque viste morir a mi gente y aunque supuestamente sufriste por ellos, ahora pretendes hacer que sus muertes sean en vano, pretendes dejarlo todo por un hombre que ni siquiera te ama como tú lo amas, entiéndelo, no importa cuántas mujeres haya tenido, su corazón siempre fue de Lía Alarcón, ama a una despreciable delincuente, por eso no la usó para acabar con Mindell, por eso no la entregó conociendo sus crímenes, por eso ni siquiera en su muerte la dañaría.
-¡No me importa que no me ame! Yo sí lo amo, y moriré antes de dejar que lo mates, no me interesa lo que creas de mí, no lo dejaré morir  Zyan- decía Julia mientras empujaba  con todas sus fuerzas a la otrora muchacha dulce de Quetsaí a la puerta de la habitación.
-Crece Julia, madura, se la mujer que estás destinada a ser, deja atrás a la niña cursi con el “don”, vuélvete la poderosa mujer que controla su destino, vuélvete la heredera del legado del Emperador- replicó Zyan doblegando a Julia con su fuerza y su destreza antes de ser expulsada de la habitación.

-¡Ya basta! Aún nos queda otra manera- interrumpió una débil voz desde el fondo de la habitación.           

Capítulo 40 el verdadero rostro de la traición


A la víspera de un gran evento los nervios atacan, pero sólo a los primerizos o a los tontos que no han cubierto todas las posibilidades, a él jamás, porque su mote de mago de las finanzas no estaba mal empleado, porque su ambición lo volvía más fuerte, más rápido, más listo, y porque la zorra de Raúl por fin le serviría para algo.
-Lía, la traviesa Lía, has sido una niña muy malvada estos años, mira nada más cuántas Carpetas y Averiguaciones en tu contra, cuántos alías has usado en toda tu vida, tienes suerte de haber tenido un benefactor idiota como Ruiz de tu lado, cualquier otro te hubiera entregado a las autoridades, o mejor aún, hubiera cobrado la recompensa que obra por tu cabeza,  lástima que también él esté acabado, así como tú que ahora tiemblas de miedo frente a mí, y sólo por estos papelitos donde están tu rostro y tus alias. ¿De verdad creías que podías usarme igual que a Raúl? Hace poco insinuaste que soy mejor que él, y eso me dice que no eres tan estúpida después de todo- decía parsimoniosamente Quintana a una Lía que estaba blanca como el yeso- no hace falta decir que si no cooperas te entregaré y cobraré tu recompensa o peor todavía, no hace falta decir que la gente que está detrás de mí tiene aún más recursos para encontrarte y desaparecerte y que seguramente nadie lloraría por ti, bueno el “Emperador” sí que lo haría, pero como el trozo de vegetal que es, no creo que pueda derramar muchas lágrimas. Esto es lo que harás, y si piensas si quiera en traicionarme no te alcanzará la vida para arrepentirte. Hace mucho tiempo he desviado dinero de la Comunidad a nombre de Raúl Ruiz, he juntado una fortuna significativa, pero nada comparado a lo que ganaré destazando su empresa principal  en favor de los Grandes, esas cuentas donde he usurpado la identidad de tu noviecito de repente transferirán sus fondos totales a una que esté a tu nombre, de la que tú tendrás el número de cuenta, pero sólo yo tendré las claves para poder retirar los fondos, nunca te dejaría tanto dinero a ti, no te creas tan importante, mañana exhibiré esos estados de cuenta y transacciones y todos estos estúpidos creerán que su amado líder estuvo robando dinero para su amante, desfalcando a sus empresas con tal de consentir a su mujer, luego sus seguidores le darán la espalda y hasta su memoria será deshonrada, no importa si se llega a recuperar, el resultado será el mismo, todos han visto las deferencias que te tiene, además daré a conocer la historia de ustedes dos. Una vez que haya obtenido lo que deseo podrás largarte, claro que antes me devolverás lo que es mío, y si te atreves a hablar ya sabes lo que te espera, aquí nadie te ayudará, pero no te preocupes, te arrojaré un mendrugo para que te largues- sentenció fríamente Quintana.
- Los fanáticos de Ruiz desconfiarán de ti, sobre todo si preguntan las fechas de las transferencias, nadie creerá que un comatoso puede hacer transacciones bancarias  Mindell- dijo Lía tratando de disimular su rencor.
-Acaso crees que soy idiota, las transacciones las hice antes de que el imbécil se cayera, justo después de que llegaste, creías que no notaría tu llegada, que no estaría un paso adelante tuyo, al final de cuentas viniste por dinero y eso te llevarás, sólo que no tanto como querías, y en cuanto a la estupidez de los borregos que lo siguen, también la conozco, pero igual que todos los lerdos, son fácilmente impresionantes con espejos y lucecitas, dime, qué notas de curioso sobre mi cuarto, hasta tú debiste darte cuenta ya que te has quedado varios días aquí y también con Raúl.
-Es verdad, son idénticos, tu habitación es una réplica de la suya- dijo Lía al tiempo que observaba con detenimiento el lugar- ¿pero qué tiene que ver eso?
- Tú y yo vamos a tomarnos unas fotitos muy comprometedoras, este traje es idéntico al que usó Ruiz el día que llegaste, todo el mundo sabe cómo se viste, así que con esta vieja cámara instantánea y cuidando mucho las tomas, recrearemos lo que debió pasar el día que llegaste, vestido así y de espaldas nadie dudará que el que aparece es él, máxime viendo el cuarto idéntico, además es obvio que te cobró en especie tanto dinero que desvió para ti y que tu pensabas chantajearlo si no te daba toda tu plata, yo gano de todas maneras, ya que una vez que descubrí sus infames desvíos te interrogué diariamente hasta que por fin me dijiste la verdad, luego te quité la evidencia para que no pudieras hacer más daño y por último te obligué a devolver el dinero, me parece que soy el verdadero héroe aquí, además, sólo si no puedo convencer a esos animales por su terquedad, te sacaré de aquí para que confieses lo que he dicho, pero te advierto, desde ahora que mi casa estará resguardada por dos hombres en la entrada, esa gente está a las órdenes del líder de los disidentes y está armada, si piensas escapar, contarle a alguien o traicionarme tienen órdenes de matarte, con toda la historia que elaboré, nadie dudará que tu muerte está justificada.
Lía bajó la mirada, estaba derrotada y acorralada, ese hombre había pensado en todas las salidas y ya era tarde para escapar, entonces pensó en Raúl, en su amor, en sus tonterías, en sus rabietas, en que ahí tendido en su cama ni siquiera esperaba todo lo que le iban a hacer y que terminaría de matarlo, y todo por ser como era, un torpe empedernido, sólo que a ella en ese momento le gustaba esa clase de torpe.
-Bueno, al menos déjame que me desvista sola, de esa manera reconozco tu total victoria Mindell- dijo Lía, al tiempo en que comenzaba a bajarse la blusa.           
                

miércoles, 31 de octubre de 2018

39 La vorágine que se avecina


Siempre se amenaza con la llegada de un momento en que todo cambie, en que los paradigmas del pasado dejen de existir para dar paso a lo nuevo, se encuentre uno preparado o no.
La zona de confort es un dulce placebo que no cura ningún mal, pero es sumamente difícil salir de ella.
Para alguien como Herson Valdés, esas reflexiones comenzaron a tener sentido la noche que se enteró del accidente de su mejor amigo y líder, que lo condujo al coma,  y desde ese momento, toda la semana que había trascurrido, fue una suma de bizarros cambios y locuras.
Octavio había mejorado, pero seguía internado para su rehabilitación, la cual no duraría menos de dos meses, Liliana  Lara la mujer que fortuitamente conoció la noche funesta y con quien sintió una profunda conexión, resultó ser amante del propio Grosso, y eso lo situaba en una especie de triángulo amoroso que por experiencia sabía que no podía ganar, Mindell Quintana comenzaba a mostrar una cara desconocida, primero defendiendo a Lía, y hasta ofreciéndole su hogar para quedarse, hasta en tanto se supiera algo de la salud de Raúl, pero con intenciones completamente dudosas,  después convocando a la reunión del Consejo General Organizacional sin importarle las opiniones de Julia y del propio Valdés, y luego poniendo en la orden del día para esa reunión, además de conseguir el control definitivo del Consejo de Pilares en su nombre, la apertura a la inversión externa de la Comunidad, la declaración de incompetencia de Octavio Grosso y su exclusión en cualquier decisión tomada,  y por último la destitución definitiva de Raúl Ruiz y su expulsión de la Comunidad, ello basado en ciertas pruebas que decidió presentar al CGO en pleno.
Valdés había empezado a sentir el sabor de la inminente traición, cuando vio los prestanombres de los miembros de la Cámara Empresarial, como principales candidatos a nuevos accionistas, pero al percatarse de la moción para acabar con el Emperador, supo que ya era tarde para interponerse en el camino del traidor, máxime que no tenía idea de las supuestas pruebas que Quintana tenía contra Ruiz, y toda esa vorágine ocurriría al día siguiente.
Era seguro que Quintana obtuviera lo que quería, primero porque les había tirado huesos a los disidentes, luego porque el estado de salud de Ruiz le impedía defenderse, además de que el coma en el que estaba,  había sumido a la gran mayoría de los comunitarios en un estado de miedo e incertidumbre por su propio futuro, y eso había sido  bien aprovechado por Mindell, que con falsas promesas y un fingido tono paternalista  había empezado a robar simpatías de las mayorías.
En resumen Mindell había estado demasiado activo la última semana, o más bien meses o años atrás, Herson ya no podía saberlo y se sentía traicionado, no sólo por su compañero pilar, sino por su propia ideología, que le había generado una soporífera confianza por todos, y que ahora lo había cegado y humillado al grado tal que su propio estatus de socio mayoritario parecía demasiado endeble.
Tal vez nunca había dudado de Ruiz, pero su opinión ya no importaba, era una nada más, en comparación con la de todos los disidentes y aún los comunitarios que seguramente podían creerle a Quintana, aunque lo más seguro es que les mostrara un fraude, una simulación para destruir la reputación de su líder, también era claro que ello bastaría para darle el último empujón a la Comunidad como hasta entonces se conocía; con estos pensamientos en mente, fue a buscar a Julia Jaimes, la doctora personal de Ruiz que lo cuidaba en su coma, y una sombra apagada del pilar que había sido, a causa de  esa larguísima semana.
-          Julia, no podemos quedarnos así sin hacer nada, aunque sea mi mejor amigo, tu presencia aquí con él no ayudará a que milagrosamente se reestablezca, además lo que más le importa, esta Comunidad, será destruida mañana temprano por Quintana, estoy seguro que si despierta se moriría de la pena al verse expulsado y acabado.
-          No me interesa que mentiras tenga Quintana contra Raúl, sé que todo es falso, y los Comunitarios también lo sabrán, él y los disidentes no podrán vencernos somos mayoría aun- dijo Julia que yacía sentada a un lado de la cama del Emperador caído.
-          Cómo me gustaría tener esa fe y optimismo- ironizó Herson-  pero sé realista mujer, Mindell ha estado actuando por mucho tiempo a nuestras espaldas, por culpa de nuestra confianza y nobleza, por culpa de las decisiones de Raúl también; además la llamada de Ruiz a la Cámara Principal de los grandes, y la llegada de esa maldita Lía Alarcón apresuraron los planes de Quintana, ya no podemos saber con quienes se encuentra aliado, para mí todos pueden ser potenciales enemigos, y si Raúl no pudo ver eso también, falló como líder-dijo Herson al tiempo que su queja fue interrumpida por una sonora cachetada que le propinó Julia.
-          Cómo te atreves a decir eso de este hombre que no se puede defender, sobre todo tú, el soñador confiado y enamorado que la misma noche del accidente andaba por ahí con la amante de tu amigo Octavio, si eres la mitad del hombre que pretendes ser defiende tus creencias mañana, no te la pases quejándote y dudando de tus bases, si de todas maneras somos derrotados caeremos de pie, nuestro testimonio será clave para eso, pero si tú mismo lloriqueas y claudicas, ¿qué lograrás? Estás dándote por vencido antes de pelear y eso te convierte en el más patético de los perdedores, anda dime qué quieres que haga a estas horas, será posible que tu gran plan sea huir del barco como ratas antes que se hunda.
Herson dirigió una mirada de odio a Julia y se fue del lugar; mientras caminaba presuroso, no pudo dase cuenta de una persona que lo miraba furtivamente, al mismo tiempo que reprobaba con la cabeza su partida, la vorágine que se aproximaba quizás se los tragaría enteros a todos.                

martes, 30 de octubre de 2018

Capítulo 38 Sacrificios


Los habitantes de Quetsaí  piensan que la tierra es una extensión suya, o mejor dicho, que ellos  son una extensión de la madre que los alimenta, que los acoge en su calidez y no los desampara, ejemplo vivo de su fertilidad, a la que rinden tributo, con danzas, con rituales, con gestos naturales alejados del falso pudor y del morbo tan propio de la gente ajena; son fieles testigos de su ternura y de su capacidad de morir y renacer en un ciclo interminable, y son tan agradecidos con ella que saben que cuando su tiempo llegue, su sangre será savia que calme su sed, y sus  huesos cenizas que la nutran. Pero los extraños los horrorizan, vienen con sus ojos sin alma, su lenguaje hosco  y su interminable ambición, para ellos la tierra es un pedazo de dinero sin labrar, nada más que polvo que desechar cuando ya no sea útil para producir la hierba que debería ser sagrada, pero que en sus manos, no es más que mercancía de depravación, por eso se han cerrado tanto y están a punto de extinguirse, porque quizás no consideren dignos a los extraños para guardar siquiera un ápice de lo que fue su cultura, pero tengo fe en que no todos piensen lo mismo que el Orador del pueblo- le dijo a Julia la joven Zyan enviada por Ruiz, mientras viajaban incómodamente en el camión de carga, ya casi a punto de llegar al pueblo de su destino.
Julia pensó en lo diferente que era esa conversación de la que había tenido con el Comandante de la Zona que las había revisado antes de pasar por las fronteras de Quetsaí y recordó en su memoria aquellos ojos irritados y rojizos y  el cabello cano sobre las orejas de aquél mal funcionario, que le llamaron la atención, mientras éste no dejaba de verle los senos y tocarse la barbilla, al tiempo que la amenazaba cínicamente, -Su patrón no es nadie aquí, para imponer nada, y menos si es tan marica que la manda a usted, una muchacha tan guapa en su nombre, hay unos ricos locos, que nomás se la pasan pensando pendejadas para gastar su dinero y su tiempo, de no ser porque el señor que usted sabe,  nos dijo, ni siquiera lo hubiéramos escuchado, los malos no tardan en tomar ese pueblo mugroso, y si los indios no se vienen con nosotros, o los obedecen en cultivarles y dejarles las tierras, no va a quedar uno sólo vivo, aunque viéndolo bien mirado, el supremo gobierno no les está dando un verdadero lugar al que irse, sea como sea que jueguen pierden, y lo mismo para usted y su patrón, si él no cumple con la segunda parte de lo que prometió, que es bastante diría yo, se le acaba a usted su segurito de vida, yo no soy pilmama de nadie, y si meto las manos al fuego, sólo sería por una hembra que fuera mía, así que ya sabe a qué atenerse güerita, tiene cinco días para hacer lo que chingados haya venido a hacer, y si al rayar el sol del sexto día no está nuestro complemento en mis manos, no vamos a meternos en el camino de los malos ni por usted, ni por nadie, a menos que vaya usted hablando por esa boca, bueno no nada más hablando- dijo el policía mientras se carcajeaba.
Impotente como nunca, pero confiando hasta el final en Raúl, Julia se retiró del lugar altiva, escondiendo su temor a que ese sujeto la matara o peor, y pensando que no requería de usar su don para conocer sus intenciones.
Cuando por fin llegaron al Pueblo, Julia volvió a decepcionarse, no tuvo ninguna buena impresión su presencia y nadie quería hablar con ella, ni siquiera con la intervención de su acompañante que servía como intérprete la mayor parte del tiempo, a ella también la consideraban extraña, no les importaba su propuesta y a dicho del Orador, preferían morir nutriendo su tierra con su sangre a dejarla para siempre y menos en manos de los criminales que la exigían, de nada servían sus argumentos, peticiones y hasta súplicas, era como hablar con una pared construida por cientos de años de rencor y desentendidos.
Zyan fue testigo de su llanto de rabia y desesperación a medida que el tiempo se escurría rápidamente como gotas en una tremenda sequía.
-Doctora, aquí la gente no es ignorante, ni ladina como dicen en su ciudad, sólo son desconfiados, tiene usted que entenderlos, yo misma estoy siendo vista con desconfianza, con rencor por traerla, pero sabía que esperar cuando acepté la propuesta del Emperador, lo único que puedo decirle es que yo soy una de ellos y si yo le creo a Raúl Ruiz, sé que ellos también pueden hacerlo, le diré por qué comencé a confiar en él, fue porque me di cuenta que siempre me trató igual que a los demás, no me hizo de menos, ni tuvo condescendencias falsas, no me vio como una exótica rareza en su Comunidad, sólo me hizo sentir una de ellos, si usted puede convencer a la gente que la respeta, que no se ve a usted misma más que ellos, creo que la escucharán.
- Zyan, qué puedo hacer para que me crean, me he ofrecido a atenderlos, he visto a niños enfermos y los adultos mayores también lo están, el propio Orador se ve en mal estado, todos lo parecen, ni siquiera han querido los víveres que les traje, ni las medicinas.
- Intégrese a los trabajos del pueblo, prepárese para un desaire o dos, pero hágalo, trate de igualarse con ellos, que no noten su ajeneidad.
Julia, entendió el punto y se puso a la obra, se acercó a las mujeres y ayudó en lo que le permitieron hacer de sus labores,  escuchó atentamente las traducciones de Zyan y guardó amplio respeto al Orador, trató de ganarse poco a poco la confianza de la gente, aguantando malos tratos y desplantes,  y poco a poco le permitieron revisar a los enfermos y empezaron a usar sus víveres y medicinas cuando ésta les prometió que no los condicionaba a nada, sin embargo la negativa de la gente seguía siendo la misma, hasta que al anochecer del quinto día sin poder esperar ni un segundo más le pidió a su acompañante que les tradujera.
-          Les agradezco tanto que me permitieran estar con ustedes, que me dejaran  tratar a  sus enfermos y llegar a conocer un mínimo de sus costumbres y su pueblo tan hermoso, quiero confesar que me avergüenzo de la gente que los ha sumido en esta situación, que yo misma entiendo lo terrible que es y no tengo palabras de consuelo, ni de perdón por tanto daño y malicia, pero  la única verdad que tengo para darles a ustedes, quienes me han abierto un poco de su corazón y esperan de  mí lo que no han tenido de nadie de mi gente, honestidad, es que no hay justicia en este mundo, uno debe construir su propia justicia, si se quedan aquí no vivirán para ver crecer a sus hijos y nietos, incluso ellos no tendrán oportunidad de conocer la vida, los desalmados que vendrán muy pronto tomarán por la fuerza su tierra y en el mejor de los casos los harán sus esclavos como saben, si desalojan el pueblo con la gente del gobierno les darán promesas y largas, y en el mejor de los casos menos que una limosna, los tendrán errando de un lugar a otro a expensas de la administración que toque, serán usados de propaganda electoral en la incertidumbre y el abandono indefinidos, pero si deciden ir conmigo estarán en la Comunidad, serán parte de nosotros y nosotros de ustedes, respetaremos su invaluable cultura, les brindaremos tierra y espacio, sembraremos la continuación de su legado juntos,  y aunque todo esto sea poco consuelo por lo que pierden, creceremos, construiremos nuestra propia justicia y algún día volveremos por lo que es suyo por derecho y herencia milenaria.
Un silencio sepulcral reinó en el lugar y Julia supo que había sido derrotada, había fallado en el encargo y sintió muchas ganas de llorar, no por ego, sino por empatía al saber lo que se avecinaba para esa gente, entonces al ver que todo se desmoronaba Zyan intervino.
-          La doctora Julia no ha venido a imponerles nada, yo iré con ella, no porque me sienta mejor que ustedes, ni siquiera diferente, sino porque aunque nos duela es la mejor de las opciones, la madre tierra se nutre de nuestra sangre al morir, pero acaso querría que ese sacrificio quedara en  manos de los extraños que nos amenazan y nos roban, nadie quedará para contar lo que fue nuestro pueblo, nuestras creencias y nosotros mismos, si ella les promete que algún día reclamaremos lo que es nuestro, tengan por seguro que lo hará, porque cuando ella les dice que nuestros problemas serán los suyos, lo dice en verdad, ella arriesga su vida en este momento por nosotros…
Justo al pronunciar esas palabras un estruendo se escuchó y junto con él, diez  vehículos  grandes llegaron, bajando unos treinta sujetos enmascarados y con armas largas, entonces uno de ellos gritó.
-          A ver indios pendejos ya se les acabó la gracia, el patrón quiere saber si siempre sí le van  a trabajar o los manda a la chingada, eso sí, todos juntitos como les gusta. ¡Traduzca Morales!
Mientras Morales traducía, Julia se horrorizó, no sólo porque los asesinos  habían llegado antes de tiempo, sino porque podía ver detrás de la máscara esos ojillos sangrientos y lujuriosos  y tras de los gritos reconocer la misma voz  que le había propuesto hacerla su mujer, se trataba del Comandante de la Zona, debió imaginar que la policía estaba aliada con los delincuentes, que se trataba de la misma y única organización dispuesta a exterminar un pueblo entero, y que no iban a respetar el acuerdo con Ruiz, todo había sido en vano.
El Orador dio un paso al frente y detrás suyo una joven mujer lo tomó de la espalda, como queriendo abrazarlo por última vez, ella cubría su cabeza con un huipil y el Orador se dio la vuelta para tocar su frente, después la alejó   y le pidió a Zyan que tradujera.
-Ustedes nunca serán los dueños de esta tierra, ni de nosotros, porque no se puede poseer la vida, ni a la madre que la crea, sin importar cuánto dinero, poder  y armas se tenga, no son dueños del aire que respiran, ni del agua que beben, hoy matarán nuestros cuerpos, y ultrajarán nuestros recuerdos, pero la tierra jamás se hincará ante nadie, y ante ustedes menos que nadie.
El comandante escupió el suelo diciendo. – Nos encargaron no ensuciar el lugar con su asquerosa sangre, ni eso les van a permitir los jefes, nos los llevaremos al campo militar y se arrepentirán de haber nacido, nadie los volverá a mentar y nadie los recordará ni en libros, este es el final de su estirpe, pero como soy muy noble, a ti  sí te mataré aquí viejo tonto, no porque me interesen tus estúpidas creencias, sino porque nadie se me hombrea y sale vivo.- Luego disparó acabando con el Orador de Quetsaí.
Julia sintió desmayarse, esperó escuchar gritos y llantos  como una tormenta, pero sólo había silencio ocultando los sollozos quietos de los moradores;  al ver acercarse al Comandante y a sus hombres, Julia se interpuso entre él y la gente, abriendo los brazos en cruz, y aunque el miedo laceraba su voz, los temblores no paraban y el sudor frío recorría su frente, aun así les dijo: ¡Esperen!
-          Ah sí- dijo el Comandante- la maldita vieja que se cree demasiado para ser mía, voy a disfrutar esto.
En ese momento uno de los hombres  enmascarados se interpuso y espetó- Comandante, el señor que usted sabe, ¿qué dirá de esto?
Maldigo al señor que usted sabe y a usted pendejo –dijo el comandante mientras acariciaba su arma- me rio de ustedes, pero como corrió el oro a manos llenas, tienes cinco minutos, mientras me volteó a otro lado- sentenció el Comandante mientras se alejaba un poco junto con  los otros hombres armados.
Julia observó al hombre que la había defendido y entonces comprendió todo, rogándole a Zyan que tradujera dijo – Por favor se los suplico, vengan conmigo a la Comunidad, es su última oportunidad-.
No es necesario que supliques –dijo en español la mujer que hacía unos momentos se había despedido del Orador mientras se descubría el rostro quitándose el huipil- mi padre, me ha pasado su bendición y encargo, y aunque lloro por dentro su partida, ahora me corresponde a mí decidir cómo quiero que sea nuestra muerte, rápida aquí peleando, lenta a manos de nuestros sicarios o más lenta lejos de nuestra tierra, nuestro mundo, pero no he de condenar yo nuestro legado, dos familias nada más se irán contigo, ellas preservarán nuestra cultura, nuestra sangre, y si eres la mitad de lo que pretendes, alguna vez reclamarán este lugar.
Dicho esto, dos familias caminaron hacia Julia, y todos los demás quedaron impávidos junto a la mujer Orador, Julia sabía que esas familias se quedarían con gusto a morir en su tierra, así de fuertes eran los lazos de Quetsaí, pero el irse con ella, era en cierta forma su sacrificio en pos de su pueblo.        
El enmascarado que intercedió por ellos le dijo a la Orador en voz baja –en las cajas de los víveres que trajo Julia hay un compartimiento falso, donde coloqué algunas armas largas, el Comandante no las encontró, ni siquiera se lo esperaba, si decides morir aquí peleando manda a tus hombres por ellas en este momento, perderán de todas formas, pero será mi último regalo a la memoria de tu padre- entonces la mujer Orador asintió y envió a su gente por las cajas, mientras que  la gente de Julia se apresuró corriendo a uno de los camiones  colocado estratégicamente de lado contrario del pueblo.
Julia corría con el temor en los labios pero no dejaba de seguir al hombre que la había defendido, toda su esperanza estaba con él.
Apenas subieron las familias y Julia al vehículo y se comenzaron a escuchar los disparos, las ráfagas y los gritos, el caos se apoderó del lugar.
El confiado Comandante nunca esperó que los indios a los que tanto odiaba se defendieran y menos con armas iguales a las que él tenía, después de todo los habitantes de Quetsaí y muchos de sus hombres terminaron alimentando aquella tierra con su sangre, incluida la de la mujer Orador y la del Comandante.
Julia no paro de llorar mientras huían, pero se sorprendió de la entereza de las personas de Quetsaí, incluso de las que se habían ido con ella, que sólo hasta ese momento se permitieron llorar, junto con Zyan que los abrazaba a todos en su irreparable pérdida.
Alguna ocasión nosotros deberemos sacrificar todo si queremos que sobreviva la Comunidad – dijo Raúl Ruiz quitándose la máscara ante la sorpresa de Julia- el Comandante no pensaba dejarnos vivos, se fue para jugarse entre sus hombres quien te violaría después de él, así que iba a desobedecer al Senador y al Gobernador, por eso les informé a tiempo la deslealtad de su empleado, desde el momento en que te amenazó en la Comandancia e insistió en revisarlas lo descubrí, por suerte todos son corruptos aquí,  así que compré a sus hombres para que no vieran las últimas dos cajas de víveres.
¿Tú manejabas el camión que nos trajo? ¿Siempre estuviste detrás de mí en la operación? Preguntó Julia incrédula.
No podía decirte nada, era muy arriesgado, hice lo que pude- dijo Ruiz encogiéndose de hombros- sólo por el informe que les hice a los jefes y por la parte del Comandante que ahora se quedarán, podemos estar seguros de nuestras vidas, ellos no pierden nada, sólo unos pocos hombres que no les interesan, se quedaran las tierras que tanto ambicionaban,  pero la verdad es que al último quien nos ha salvado es la Oradora de Quetsaí, ella nos dio el tiempo para huir y sacrificó su vida por sus  ideales y por los nuestros,  aunque no lo hiciera conscientemente por estos últimos, gracias a ella podremos cumplir nuestra promesa algún día Julia Jaimes, así que, cuando llegue el momento, pase lo que pase deberemos subsistir, no importa lo que tengamos que hacer, lo que tengamos que dar, la Comunidad debe prevalecer, sólo así protegeremos el legado de estas grandes personas.
¿Cómo sabré que es el momento álgido de la Comunidad? Dijo Julia.
Créeme, lo sabrás, por eso tienes ese don, dijo Ruiz.     

sábado, 20 de mayo de 2017

Gamble D

El viento se escurría por todas partes dentro del restaurante, sus improvisadas lonas parecían alas de cometas rústicos, los meseros trataban de contener las servilletas traviesas que emprendían el vuelo cual palomas despavoridas.
-          No soy la mejor fuente para dar esta clase de consejos, pero siempre estaré de parte del débil y del justo, así soy yo, y aunque yo misma no siga mis consejos siempre, los seguiré dando, sobre todo a los que me importan.
Observándola de frente me era difícil pensar que ella sufriera por cosas del corazón, porque ¿en qué parte de su ser cabría un ápice de debilidad o duda? Una mujer en toda la extensión de la palabra, que dejaba huella de su caminar por la vida, que tenía voz de mando, que era firme en la exigencia de lo suyo, y feroz en la defensa de sus ideales,  cuyo atractivo era total, interno y externamente, y que dejaba con la boca abierta a cualquiera que se cruzaba en su camino,  no era compatible con mis propios males, con los problemas de un sujeto que a todas luces había tomado la decisión de apocarse a lo que viniera, de fluir con la corriente a base de no querer seguir remando, no cabía en mi mente esa posibilidad, no me imaginaba un escenario en el que ella y yo pudiéramos ir de los mismas vicisitudes; en eso estaba, cuando  de repente interrumpió mis cavilaciones sentenciando:
-          Lo que tú tienes es confusión, no has definido lo que sientes o lo que quieres, estas en un momento sumamente vulnerable y no es propicio para que tomes esta o aquella decisión precipitada, necesitas un tiempo para ti, necesitas regresar a lo básico que te define.
La plática parecía ya un monólogo al que yo había dado pauta con mis silencios, ahora me sorprendía lo mucho que me conocía en tan poco tiempo, y debo reconocer que no era lo único que me sorprendía, desde mucho antes de llegar mis ojos parecían platos con su sola presencia.
-          En fin, tú sabrás si tomas en cuenta lo que te digo o no; ¿te gusta este lugar?,  es de mis favoritos, la comida es increíble.
Por fin me apresure a asentir y una respuesta llegó a mi mente, claro que era posible que ella tuviera  similares conflictos, sobre todo del corazón, ella y yo teníamos un punto de convergencia, ambos comulgábamos con una imagen de integridad, y buscábamos parecernos a ella en todas nuestras decisiones, por eso tropezábamos con personas que se aprovechaban, por eso podíamos coincidir en males del sentimiento, pero de eso se trata ser humano, de ser soñador  e  incongruente, de equivocarse y volverse a equivocar, de arriesgarse sin saber si vas a ganar o  a  perder,  y ya estábamos más maduros para caer en idealizaciones, en visiones monocromáticas de la existencia, sobre todo yo, que desde el primer momento al verla la idealicé, la vislumbré sólo por su físico, y la puse en un pedestal, del que  inmediatamente me apresuré a huir, a quitarme de la idea de acercarme y sólo me topé con la oportunidad de hablarle, de lejos, como siempre que encontraba alguien “fuera de mi liga”, de casualidad, como me permitía llegar a conocer gente tan interesante, pero nada de eso importaba ya, porque ella me había enseñado una buena lección, y me había quitado con sus duras palabras un estigma, ayudándome a construir una idea más adecuada de lo que vivía y dejándome la esperanza de encontrar alguna vez a alguien así, tan hermosamente humana como ella.
-          ¿Sabes? Creo que vendré más seguido a este lugar, a mí nunca me gustaron los mariscos, pero curiosamente era, porque nunca me permití probarlos…
Le dije mientras ella esbozaba una sonrisa y el viento cómplice por fin se marchaba.