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jueves, 24 de junio de 2010

Capítulo 34.- La prueba de Julia

El tiempo es una fuerza misteriosa que está en todas partes y en ninguna, escapa como gotas de una lluvia entre las manos y a la vez permanece, como la profundidad del océano incólume. Un segundo puede durar la eternidad y la más hermosa eternidad puede acabar en un segundo.




Julia observaba de reojo a Raúl, pues en esas condiciones, prefería no verlo de frente para escapar al asqueroso sentimiento de la lástima, pues un sentimiento tan bajo no podía intervenir en lo que ella sentía hacia aquél hombre que un poco de tiempo antes había sido conocido como el "Emperador" y que quizás no volviera a ganarse ese apodo el resto de su vida.



Muchas crisis habían pasado por Julia desde que salió de su casa, pero no recordaba una tan nítida, tan hiriente como la que estaba pasando, además, desde su incorporación a la Comunidad, Ruiz siempre había estado ahí para de una u otra forma ayudarle a salir de los problemas.



El espíritu de Julia seguía siendo muy libre y muy bello, como aquellas estrellas que estando tan lejanas dan la ilusión de poder alcanzarse, sin embargo, en esos momentos no era ella quien se encontraba en otro mundo, sino su líder y compañero de armas, a quien quizás estaba empezando a amar y ni siquiera lo sabía con certeza, pues ninguna seguridad quedaba en su diagnóstico y estando postrado tan a su alcance, se hallaba más lejos que nunca.



Después de la fundación y posterior estabilidad de la Comunidad, Julia había comenzado a inquietarse, el proyecto seguía encantándole, pero sus convicciones le obligaban a ir más lejos, era doctora y uno de sus sueños era viajar a la provincia, a los lugares inhóspitos donde el hambre y la peste eran cosa de todos los días y a los que el gobierno siempre parece ignorar, quería ser médico rural, llevar esperanza a aquellos seres humanos que la habían perdido junto con su capacidad de esperar algo de sus semejantes; quería ir a los sitios que según la modernidad y las estadísticas no deberían ya existir, pero que cruelmente continuaban existiendo con demasiado exceso en todos los lugares del país. Así que cierto día se armó de valor y se presentó ante Ruiz, a solas, en su hogar, sin esperar el concilio del consejo para plantearle sus deseos.



- Raúl quiero irme, no será definitivo, pero en mi corazón se encuentra el ferviente deseo por ayudar más, por llegar más lejos. Yo nunca te lo oculté, tu sabías que entre mis metas estaba el convertirme en un médico rural y aportar mi granito de arena para curar enfermedades en aquellas regiones tan paupérrimas y marginadas; por eso te pido apoyo, quiero que me ayudes a cumplir esa expectativa, pues ahora se que en ti puedo apoyarme.



Julia hablaba con vehemencia, pero a la vez una ansiedad oculta vibraba en su pecho, no sabía si Ruiz interpretaría aquello como una dimisión de la Comunidad, pero sí sabía que aquello tan personal, tenía que ser planteado al fundador de la misma directamente por su delicadeza y que si había alguien capaz de entender su deseo sería precisamente ese hombre, del que su don le había advertido la imperiosa necesidad de seguirlo a donde la llevara. Por otro lado Raúl permanecía sentado con las manos entrelazadas en un gesto adusto y meditativo, llenándose de palabras la boca, pero pensando detenidamente cada una de ellas.



- Es voluntad del Consejo crear una Fundación Comunitaria - dijo él seriamente- los objetivos de la misma son variados y complejos, uno de ellos es la implantación de programas culturales, médicos y productivos en las comunidades y zonas marginales. De todos esos objetivos, por razón de imperiosa necesidad, los médicos y los productivos deben tener prioridad, pero la Comunidad aún es joven para emprender proyectos tan ambiciosos y le faltan manos que distraer de las otras ocupaciones para llevarlas a cabo. Como doctora principal de la Comunidad tu presencia es de vital importancia aquí en la sede...



Julia advirtió una disyuntiva en los ojos del Emperador, pero prefirió permanecer en silencio mientras que éste se decidía por sus siguientes palabras.



- Sin embargo - continuó Ruiz con seriedad- la semilla de la Fundación esta en nuestra Pilar más humanitaria, en su capacidad para llevar a cabo proyectos como el que ahora se pretende emprender, y es precisamente una oportunidad como la que ahora se presenta, la prueba de fuego, no solo para demostrar tus grande capacidades en la rama de tu profesión, sino también para ir a la vanguardia de nosotros y ser la primera en comenzarlo todo. Así que Julia Jaimes, primero deberás escoger a tu reemplazo temporal aquí en la Clínica de la Comunidad y después, deberás decidir si estas dispuesta a tomar la misión que te confiaré, no solo yo, sino todos los comunitarios.



Julia se lleno de emoción unos momentos, pero comprendió que Ruiz aún no le contaba todo su plan y la ansiedad en su pecho creció nuevamente, pues desconocía la clase de retos le esperarían en su nueva jornada y que el Emperador, por su tono de voz, consideraba altamente complicados.



Hay, en la zona costera - prosiguió Raúl Ruiz, viendo fijamente a los ojos a Julia mientras le hablaba- una comunidad pequeña cuyos más antiguos orígenes se remontan a la época prehispánica de este país, y que quizás por ese motivo, ha sido especialmente golpeada por el gobierno y las circunstancias. Desde la conquista prácticamente han tenido que vivir de forma marginada y austera, protegiendo su cultura y su dialecto a través del paso de los años, lidiando con gente de la "autoridad", que en su contra ha provocado cualquier tipo de desmanes, atropellos y abusos, y conservándose libres e indómitos a pesar de todo, sin embargo desde hace varios sexenios, los gobernadores del estado al que pertenece dicha comunidad, se han empecinado por aplacarlos e incorporarlos al régimen estatal fiscal, y en menor grado y con mucha incertidumbre "ayudarles" arrojándoles mendrugos de seguridad social y servicios educativos. Naturalmente, esta comunidad desconfiada a fuerza de la historia y rebelde por naturaleza se ha negado enérgicamente a permitir la penetración del estado en sus dominios, y el ignorante supino del gobierno solo ha atinado a atacarles con más y más fuerza hasta dejarles prácticamente cercados, sin recibir ninguna clase de apoyo externo y provocando un ambiente tenso de hostilidad y violencia que ha conducido a masacres y crímenes de lesa humanidad. Es ese sitio el objetivo principal de la fundación, por que he podido conocer su historia de cerca gracias a una comunitaria, quien ha escapado del cerco y con muchas dificultades ha encontrado apoyo y aprendido mucho de nuestro idioma, pues ni eso se sabe con certeza en aquello lugares, ella domina el dialecto nativo y ella será la única interprete de esta tarea. Julia, no tengo más personas a quienes mandar y si tu decides emprender la faena, debes estar conciente de que mi apoyo será económico, moral y cuando pueda iré en forma personal, sin embargo estarás prácticamente sola, sola entre personas marginadas que han perdido toda esperanza de apoyo externo y cuyos pensamientos están afectados de un dolor y de un odio tan ancestrales, que difícilmente podrás tener éxito en la misión y para ser franco, quizás hasta tu integridad corra peligro. El proyecto es tuyo si deseas tomarlo, el Consejo lo apoyará sin duda, pero eres tu la que debes pensarlo correctamente y te daré tres días para tomar tu decisión, ahora puedes retirarte.



Julia salió del lugar del Emperador con una mirada indescifrable, caminó sin rumbo fijo y llegó por azar a una de las zonas comunales, donde algunos niños hacían un hermoso bullicio jugando en los columpios, así que sin energías se dejó caer sobre el pasto a una distancia corta entre ellos y sus pensamientos. Por primera vez tenía un terror que no podía dominar, pues aunque sabía que era lo correcto y representaba la oportunidad de cumplir uno de los sueños, la oportunidad real de enfrentarse a algo tan fuerte y desconocido intimida a cualquiera.



- El miedo, el miedo a lo desconocido - se dijo así misma mentalmente- el terror de verse una misma a los ojos y preguntarse de una vez por todas de lo que se está hecha, enfrentarse a la idealización del yo, para solo quedarse con el yo verdadero; es aquí cuando las personas se separan, es aquí cuando se comienza a dar los primeros pasos a aquello que Raúl define como lo sublime, pues el hecho de arriesgarlo todo por una causa parece ser de lo más romántico, pero en realidad es de lo más jodido, pues es entregar todo a una apuesta dudosa y tratar de prepararse para lo peor, sin dejar el ánimo por conseguir los objetivos, y es aquí donde las personas dejan de hablar y tienen que empezar a tomar conciencia de lo que deben ser sus actos, es aquí donde se demostrará a aquellos quienes serán los elegidos por la historia, por la vida o hasta por la gente para trascender, pero aunque lo se, aunque es mi gran oportunidad, ¿por qué las dudas llenan mi cabeza y me parece que me falta algo para ser esa clase de ser humano? Cuando seguí a Raúl, pensé que él buscaba algo más que el dinero, buscaba la gloria de la trascendencia y algo más, algo inconmensurable, algo inexplicable y yo quise también conocerlo y dominarlo. Mi don ha estado dormido por mucho tiempo, pero ahora debo usar todo lo que esté a mi alcance para dar ese paso, para comenzar a ser una verdadera Pilar de esta Comunidad y enseñarme a mi misma, cual es mi motivo por estar aquí junto a esos niños viviendo-.



Julia tomó entre sus manos un puño de pasto y tierra y cuando lo liberó con un decidido movimiento, por fin pudo dominar sus miedos, pues no había diferencia entre esos niños que tenía de frente y los que habría de encontrar en esa comunidad y sin embargo un mundo entero los hacía distintos. Ella intentaría ayudar y ser un enlace entre esas cosas tan diversas, como suelen ser las propias mentalidades de los hombres. Iría a ese lugar con toda la fuerza y a la vez la sencillez y humildad posibles, y comenzaría con la Fundación de la Comunidad, en busca de hallarse a sí misma y de volverse una Pilar con todo conocimiento de causa.



     

miércoles, 23 de junio de 2010

La niña en la acera

Una y otra vez la vi sentada en aquella acera, parecía estar observando a todo mundo y a nadie a la vez, su mirada distraida dejaba ver unos ojos grandes y unas pestañas soñadoras, siempre yendo hacia arriba y creando la ilusión de aún más grandeza en sus pupilas. La cortina de acero que quedaba a su espalda siempre estaba cerrada, señalando la existencia de una accesoria que alguna vez quizás tuvo éxito, pero que por alguna razón ahora yacía quebrada como seguramente quebrado estaría su dueño. Nunca supe si ella tenía algo que ver con esa accesoria, o si tan solo era una casualidad que permaneciera sentada por largo tiempo tan seguido ahí.

Los días en que ella no aparecía en su habitual guarida, eran los más largos, el trayecto de mi casa a la universidad se hacía eterno sin esos ojos traviesos observándome solo de rabillo y nunca directamente, pero cuando a lo lejos divisaba su presencia, sabía que se repetiría el ritual de pasar supuestamente ignorándola, mientras seguramente ella hacía lo mismo, y después al alejarme discretamente, siempre encontrarla y encontrarme en un recorrido visual que nos acercaba por lo menos un poco antes de perdernos nuevamente.

Sí, ella me miraba cuando yo estaba de espaldas, y yo la miraba desde todos los ángulos, pero ni por esas me decidía a hablarle, prefería invertarme historias con ella, de manera tal que yo pudiera crear nuestro encuentro de miles de formas increíbles, pero a final de cuentas con el mismo resultado, la invención de un bello idilio que nos guiara finalmente a estar juntos, juntos ella con sus aproximados 16 años y juntos yo con mis casi 20, ambos en una edad donde soñar se permite más que en ninguna otra.

A pesar de eso, cierto día ella dejó de aparecer definitivamente en su lugar, no se volvieron a ver sus ojos, sus pupilas y pestañas, se negaron para mí las miradas de reojo y las risas tontas y ahogadas, y solo reinó la calle, la acera, la cortina y la soledad que se emperraba en dejarme ya sin ese sueño, sin esa esperanza.

Ahora, han pasado muchos años, y mi camino ya no es el mismo, ese trayecto ha desaparecido para mí, y mi paisaje actual lo componen edificios y empresas sin nombre y sin esas pupilas ya tan lejanas, y aveces me pregunto donde estará aquella niña que alegró mis mañanas, donde estarán todas esas ilusiones que llenaron mi corazón y me abandonaron para dar paso a estas letras desamparadas. 

martes, 22 de junio de 2010

Monólogo de Raúl Ruiz

Despertar es un ejercicio dificil, por que los sueños siempre son mejores escenarios. La realidad no se compara con el mundo del sueño, al menos no la realidad de las mayorías.


Cada momento que viví soñando valió más de lo que una vida entera de rutina valdría. Mi mente no está dispuesta a soportarlo, ni mi corazón a engañarse para regresar al sueño.

Soñar, más que la actividad del soñador, es una búsqueda inconsciente de lugares sin fronteras, de caminos sin piedras, de vidas sin muerte, solo y tan solo una extensión del infinito y un breve arañazo a la inmensidad de la creación.

Basta decir que no me he rendido para continuar peleando, luchar es una jornada que puede elevarse a la violencia y cambiar a trincheras menos comunes, el arte de resistir es para el inconformista un hálito de vida y una profesión valiente.

Sobrevivir es una tarea extensa, un montón de momentos que complican la existencia, pero que al mismo tiempo la prolongan valiosos instantes.

viernes, 18 de junio de 2010

Capítulo 33.- Alegoría del ritual

Se dice que los humanos necesitan de los rituales, que éstos les proporcionan seguridad, una fantasía acerca de mantener el control, en una realidad que siempre está más cercana al azar que a la certidumbre. Si esto fuera cierto la vida en si misma podría resultar poco más que un acto de fe, un ejercicio de empeñarse en imaginar futuros, aun sabiendo que ni siquiera es cierto el presente. El ritual es tan útil como la costumbre, un límite en la vida de los hombres que están tan familiarizados con el miedo, que gustan de renegar de él en la primera oportunidad.




Herson se preguntaba por que es más deseable pasar una noche como cualquier noche, que conocer un lado oculto de uno mismo mostrado por las circunstancias, y por que en ese instante en que le rondaba la interrogante, quizás hubiera deseado estar en compañía de todos sus camaradas en lugar de disfrutar plenamente la presencia de aquella hermosa mujer con quien compartía una fuga ridícula hacia ninguna parte.



Liliana por su lado se encontraba desconcertada, primero lo de Otavio, luego el largo y tétrico camino que solitaria tuvo que recorrer desde la Comunidad y después un hombre que parecía ser diferente a lo que conocía, pero que por caballero, valiente o hasta macho, le había despojado de su único empleo y la había dejado con un gesto de galante arrogancia en la fila de los que buscan trabajo. En el fondo, ella también deseaba estar en el bar, sirviendo ebrios, por que la idea de romper con sus rituales y costumbres la aterrorizaba.



- Te aseguro que no estás desamparada, se que no tenía derecho a actuar así, pero era tu integridad la que corría peligro, tu dignidad de mujer y hasta tu amor propio. No es ético de mi parte ofrecerte empleo en nuestra Comunidad, pero como hombre me siento completamente responsable de lo que ha ocurrido y te ofrezco un interinato, mientras piensas si te gusta, si te conviene, o si quieres buscar algo más, pero te garantizo que al menos con nosotros no tendrás que pasar otra vez por esas horribles cosas. – Valdés sabía de su equivocación e intempestividad, pero trataba de consolarse a él mismo más que a Liliana con las palabras que esbozaba, pues realmente creía que ella apreciaría su gesto tarde o temprano y notaría que la Comunidad era mejor opción, el problema es que carecía de facultades para unirla, así de la nada, sin siquiera entrevistarla, y lo más que podía hacer por ella era darle el interinato, lo que de por sí ya era un grave descuido de su parte como administrador.

- No se de que se trate eso de interinato- dijo Lara con el tono sumiso que había adoptado desde lo del bar, pero al decir estas palabras, sintió como una súbita ira recorría sus venas y llegaba hasta su garganta. Durante muchos años ella solo había resistido las cosas sin hablar, sin quejarse, incluso aceptando los maltratos de Octavio y de los otros hombres de su vida, sus jefes, sus compañeros de trabajo, siendo menospreciada y prejuzgada en cada oportunidad y había hecho de esta situación infame su rutina, su ritual, con el que al menos sabía a que atenerse, pero aquella noche tan extraña, quizás algo del ambiente le impulsaba a sacar lo que tenía guardado en el pecho.- Pero lo que si sé es que no hay derecho, no hay derecho de que me tomes como una tonta dama en peligro que salvar, por que ella ni siquiera es capaz de hacerlo por sus medios, de que me tengas lástima por no tener trabajo y me arrojes un mendrugo en tu elevada calidad moral, de que me levantes en tus brazos y sin preguntarme me lleves a tu auto e irrumpas en mi vida con tu mirada autosuficiente y tu tono de galán en ciernes, que no solo he visto en ti, sino en muchos a lo largo de mi experiencia. Creía que eras distinto, pero bien puedo equivocarme, no sigas pretendiendo que eres el mejor, ni sigas siendo tan patéticamente amable, respétame, por que merezco ser respetada, si decido dejar de ser una estúpida maltratada será cuando a mí se me antoje y por mi propio albedrío, si decido mandar al carajo a cada imbécil que me cree una cara bonita y una cama deseable, será por que yo lo decido y no por un príncipe azul llegue a mi novela rosa y la haga feliz. ¡Así que no te atrevas a mirarme con lástima o recelo! ¡Por que simplemente no soy la mujer que tu crees que soy!



Herson no pudo ni siquiera voltear a ver a Liliana, siguió conduciendo abochornado y sin rumbo fijo, no se perdonaba el haber sido tan predecible como para prejuzgar en efecto a su pasajera, ni tan soberbio como para intentar salvarla, quizás ella lo hubiese hecho sola, una décima de segundo más tarde de lo que él había decidido intervenir, quizás ella era en realidad la mujer firme e independiente que había creído encontrar en Bareshka, pero su juicio a priori le había negado la posibilidad de comprenderla de ese modo. Lara por su parte sintió en sus puños cerrados la llave de una liberación, una libertad infinita que no se había permitido el lujo de darse a ella misma, siempre presa de sus propios rituales que contrario a lo que ella pensaba, solo eran barrotes en su prisión voluntaria, así que sin ganas de meditar acerca de lo que la había conducido a esa explosión repentina y mucho menos de considerar si ese hombre que la llevaba sin saber a donde, fuera el detonante de su radiante actitud, se sintió complacida de no tener idea de lo que seguía en su vida, de soltarse de la rutina de mujer maltratada y apostar decididamente por la incertidumbre del cambio, sin titubear ni arrepentirse.



Sin embargo, la noche continuaba y más cosas podían pasar, por que cuando el cambio decide hacerse presente llega como una tempestad, así que rompiendo un incómodo silencio entre ambos, el timbre del celular de Valdés sonó como una premonición y bastaron unas simples palabras de Julia, para hacer que Valdés deseara que todo eso fuera solo una pesadilla: “Raúl tuvo un accidente, está muy grave.”

martes, 15 de junio de 2010

Goodnight Julia

El sonido del sax cae como tormenta y sus acordes inundan de melancolía el ambiente, la melodía es un poema inconcluso cuyo único posible descenlace es el abrumador silencio. Muchas luces se encienden y apagan y rostros se desdibujan mientras se oyen ya las notas que agonizan y todo vuelve al tedio.
Buenas noches Julia, buenas noches mundo, a partir de ahora solo quedará la noche y su manto que aleje mis ojos del cegador sol, de los rayos que por ahora se han ido y de la esperanza que no tiene planeado volver.