Quintana se despertó sobresaltado, los hombres que custodiaban
su casa le informaron que desde muy temprano dos ambulancias salieron de la
Comunidad y la gente murmuraba por ello, además nadie sabía nada de la Doctora
Julia y de Raúl, y Herson Valdés había sido visto deambular como si estuviera
ido, fuera de sus cabales, todas esas cosas no podían ser buenas para su plan,
y tenía que saber qué estaba pasando.
Dejó a Lía acurrucada en su cama, la noche había sido muy
intensa y quizás se había pasado de la raya con ella, no porque le importara,
pero matarla en sus momentos más pasionales hubiera sido demasiado
inconveniente, así que internamente se prometió no volver a darse esas
licencias y menos estando tan cerca de su gran día, pero quién era él para
cuestionar los deseos de un genio, no podía negarse algunos caprichos de vez en
cuando.
Se vistió rápidamente y llevó consigo el maletín dorado en
que traía la evidencia a usar unas horas más tarde, no podía dejarlo ni por un
segundo solo, luego salió de su casa, no sin antes encargarle a los dos
centinelas que vigilaran la entrada y no permitieran la salida de Alarcón a
menos que él lo ordenara.
Mientras se encontraba dirigiéndose al Salón principal las
campanas de la capillita empezaron a repiquetear y su sonido heló la sangre de
Mindell, entonces la voz de Valdés sonó a través de todos los altavoces de la
Comunidad.
-Compañeros comunitarios, es mi deber informar con un pesar
enorme que nuestro líder, el Emperador Raúl Ruiz ha muerto, derivado de
complicaciones en su estado de salud, falleció esta madrugada dejando un vacío
irreparable en nuestras vidas, pero su legado, su recuerdo y su voluntad
prevalecerán por siempre, mientras nosotros tengamos presente su herencia y sus
ideales, nosotros daremos fiel y vívido testimonio de su modelo y de su
creación, no teman por tanto por el destino de la Comunidad, ahora que su mayor
dirigente ha partido, porque todos y
cada uno de nosotros somos quienes la conforman, y aunque en su ausencia deban
haber algunos cambios, estos les aseguro, serán para continuar lo mejor posible
con la vida institucional de nuestro grupo y para garantizar su supervivencia,
por lo tanto y aunque por la noche velemos sus restos mortales que serán
cremados por ser así su deseo, no se suspende la reunión del Consejo General
Organizacional programada para dentro de dos horas. Guardemos un minuto de
silencio por nuestro querido amigo Raúl- terminó Herson con una voz
notoriamente afectada y compungida.
Mindell se quedó inmóvil con una expresión sombría, - el
maldito imbécil tuvo que morir ahora, es demasiado conveniente- pensaba- pero
por qué diablos no utilizar ese pretexto para detener la reunión del CGO, por
qué no interrumpirlo todo para “honrar”
a su estúpido líder, por qué no hacer un evento multitudinario que me obligara
a frenarlo todo, no lo entiendo, será que realmente esos idiotas no pueden
hacer nada bien sin Ruiz, será que verdaderamente están tan consternados que
dejan escapar su mejor oportunidad para retrasarme, no pueden ser tan ingenuos,
y yo, no puedo simplemente relajarme, ni
dar ninguna ventaja, debo ver a los disidentes ahora, y a los adeptos que he
ganado dentro del refugio, debo convencerlos de que mis pruebas son sólidas y
aunque algunos me consideren un monstruo por revelar lo que revelaré contra
Ruiz justo el día de su muerte, debo convencerlos de que es lo mejor para la
Comunidad, para colocar los cimientos de algo más importante, tengo tiempo, todo mi grupo debe estar cerca,
mientras los centinelas cuidan a Lía, es imposible que se comunique con alguien
o pueda huir, yo mismo le quité el móvil y la he aislado del todo, no puedo
retroceder, y no lo haré, debo arriesgar el todo por el todo.
Mientras tanto Herson yacía sentado en la capilla pensando
en todo y nada al mismo tiempo, tratando de descifrar lo que el destino
depararía para el final de ese día, pensando que la suerte de la Comunidad estaba
echada y que ya no había forma de volver atrás, entonces sus pensamientos
fueron interrumpidos por Zyan, que sin que se diera cuenta se había situado detrás
suyo.
-No hay forma de que un Pilar como tú pierda el tiempo de
esta manera, no este día precisamente, en que la muerte de Ruiz es la clave del
advenimiento de una nueva era.
Herson sintió que se enardecía y con furia le respondió a
Zyan.
-Se muy poco de ti, pero me irritas, tus palabras me parecen
de lo más indigestas y fuera de lugar, diciendo esas cosas pareces un buitre,
no eres diferente de Quintana y sus hombres, no sé por qué me dejé convencer
por Julia y por ti, todo este circo debió de detenerse, sólo estamos trabajando
a favor de Quintana.
- Entre más días le demos a Mindell más peligroso puede ser, no debes olvidar que
el grupo que lo respalda crece con cada mala decisión que tomamos, si sientes
toda esa indignación por la manera en que hablo de tu extinto líder, sólo
piensa en lo que Quintana le hará a su creación, a su legado si no acabamos con
él, ahora basta ya de lamentos, haz su última voluntad y juntemos a los leales
a Ruiz, esta guerra por la Comunidad comienza en dos horas.
Dentro de la casa de Quintana, fieramente custodiada en su
exterior por sus hombres, Lía había escuchado todo el mensaje de Herson,
sentada en la orilla de la cama en la que la noche anterior, había sido
brutalmente poseída por un hombre de los más perversos que había conocido, sólo atinaba a mirar el rostro que el espejo
de Quintana le devolvía, el que ya no reconocía como el de la mujer que era.
No podía creer que ese ojo morado por los golpes que le
había dado Mindell fuera suyo, ni esa boca rota, ni esos pechos mordidos y desgarrados, ni esos mechones rubios
arrancados tan cruelmente. ¡Dios mío! Que bajo cayó en unos pocos días, al
llegar a ese maldito lugar, era la protegida del Emperador, la mujer que lo
masticó y escupió al suelo en su juventud y que aun así tenía toda la capacidad
para hacer que Ruiz volviera con ella, dándole la espalda a todos sus esbirros,
y dándole su riqueza, ahora era la muñeca
de un traidor sádico que le había dejado las marcas de sus asquerosos dedos alrededor
de su cuello.
Cuánto odio le guardaba a Quintana, ni siquiera el consuelo
del dinero que obtendría, podía quitarle
la imagen inmunda de su cuerpo sobre el suyo, no podía esperar por encontrar la
mejor manera de vengarse, pero encerrada y custodiada en ese lugar, nada podía
hacer.
Ya no quería sentir dolor, no quería que las lágrimas que
rodaban por sus mejillas corriéndole el rímel siguieran corriendo, porque sabía
que salían por luto, porque cada una era un recuerdo dulce del muerto, porque
sabía que Ruiz hubiera sanado cada golpe, cada rasguño, cada herida con sus
besos, con sus caricias, con su sublime amor que jamás volvió a encontrar en
nadie, pero ya no lo haría, nunca más volvería a verlo, nunca volvería a sentir
esa debilidad trémula que sólo se siente una vez, nunca volvería a perderse en
el océano de esos ojos grises, ahora cerrados para siempre, nunca volvería a
provocar esa sonrisa nerviosa que le deleitaba. Entonces se levantó de la cama
y hablando con el espejo como si se tratara del amor de su vida le dijo:
-
Querías saber mis motivos para abandonarte, para
dejarte solo y arruinado, para robarme todo el dinero que habías juntado para
la Comunidad, para burlarme de tu amor sincero y corresponderlo con el veneno más
vil y ahora te las diré, solo entre tú y
yo, solo entre Lía y Raúl, la pareja que no debió ser, pero que yo quería que
fuera. Lo hice porque te amaba y me asustaba tanto de hacerlo, porque no nací para ser tu mujer y adoptar tus
sueños sencillos, porque cada día que pasaba a tu lado, tu forma de ser, tu
esperanza, tus ideales, me convencían más y más de hacerme como tú, de seguirte
a donde fueras y resignarme a esa vida, porque ese es el efecto que causas, tú
vas por ahí cambiando al mundo sin querer y sin notarlo, orillando a los que te
conocen a creerte, a ver las cosas con esa belleza mágica que les infundes, a
unirse a tu cruzada ideal con tu armadura destartalada y tus sanchos panza respaldándote;
y yo quería ser mejor, quería ser más, tal vez por envidia, tal vez porque
quería tener algo especial como tú, tal vez porque he estado tan perdida todos
estos años. Pero quiero decirte que te amo, y que no volveré a amar a nadie
más, que cualquier caricia que recibiera a partir de ahora será como brasas
llagando mi piel y que no importa cuántos posean mi cuerpo, sólo tú eres el
dueño de mi corazón.
-
Hermosa confesión mujer- interrumpió Julia ante
la sorpresa total de Lía.
-
Pero cómo entraste, hay guardias en la puerta-
dijo Lía temblando.
-
Unos ajenos no conocen los pasadizos de las
casas de los verdaderos Pilares, y eso también va para el dueño de esta morada,
que de manera voluntaria se ha hecho el más ajeno de todos- suspiró Julia- pero
qué cinismo, es tan grande la obsesión de Quintana por Raúl que ha copiado
palmo a palmo su habitación.
-
No sólo por eso lo hizo, ese maniático planea…
-
No necesitas decir las asquerosidades que te ha
hecho Mindell Lía, ni lo que planea hacer ahora- interrumpió Julia- a pesar de
que has hecho cosas despreciables, nadie merece lo que te ha hecho esa bestia, vine
a buscarte sin saber lo que encontraría y me sorprendo por lo que veo, tú también
lo amaste, debo decirte que yo también lo amé y que lloro por dentro el horror
de su vacío, por eso te comprendo y no te juzgaré más, al contrario, hace
muchos años le rogué a desconocidos para que me secundaran en una situación desesperada
y ahora te ruego a ti para que me ayudes, no puedo ofrecerte mucho a cambio más
que mi protección, y una nueva oportunidad, yo permitiré que expíes tus culpas hacia
la Comunidad y te vuelvas uno de nosotros, los sanchos panzas de nuestro amado caballero
andante, a que seas parte de algo más grande que lo que hayas hecho nunca, aquí
no tendrás que esconderte, el mundo se queda afuera de estos muros, o así era
antes de Mindell, y volverá a ser después de él, pero necesitamos tu ayuda, así
que dime Lía, ¿honrarás por una vez el amor que sientes?
La hora había llegado, de todas las empresas satélites al
refugio arribaban trabajadores y
ejecutivos, disidentes y leales con destino a la explanada principal de la
Comunidad, también algunos espías de los Grandes y la Cámara se habían colado
para la reunión del CGO más importante de la historia, todos sabían de la
muerte de Ruiz, y seguro que muchas cosas cambiarían ahora, principalmente la
persona que obtendría el control total de la Comunidad y de la cual dependería
el futuro de la misma, si se continuaba con el modelo de Ruiz, o se abría la
empresa a la inversión ajena y privada.
Mindell estaba más tranquilo, estaba casi convencido de que
la muerte de Ruiz era un desafortunado inconveniente, pero nada que no pudiera
salvar con su gente y su plan, además de que había colocado gente armada a las
órdenes de la Cámara dispersa entre los asambleístas para protegerlo de
cualquier contingencia.
Herson estaba hecho un mar de nervios, confiaba en los
últimos designios de Raúl, pero aceptar a Zyan le resultaba un problema.
Solo dos lugares del presídium principal estaban ocupados,
cada uno con un micrófono para su propietario, Julia
aún no llegaba, y naturalmente no se esperaba que Octavio fuera.
-
Orden, orden amigos, es hora de empezar, y dado
que percibo claramente que hay más que suficiente cuórum reunido, daremos
inicio a la sesión- dijo Quintana con su micrófono presidiendo la Asamblea.
-
Me parece que la Pilar Julia Jaimes no ha
llegado, y tampoco ha llegado el Pilar Octavio Grosso- interrumpió Herson.
-
Parece que nuestro camarada Valdés olvida que en
una reunión del CGO, no es necesario que estén todos los Pilares reunidos,
máxime que la Doctora Julia debe estar sumamente ocupada con los trámites
relacionados con el sensible fallecimiento de Raúl Ruiz, y es de todos conocido
que Octavio Grosso se encuentra recluido en una granja de alcohólicos…
-
Estaba recluido amigo, pero no tienes porque
usar ese tono, estar enfermo no es motivo de sarna y escarnio- interrumpió
Grosso, quien acompañado de Liliana
Lara, se abría paso para el presídium principal.
Herson se levantó y comenzó a
aplaudir la llegada de Grosso y el grupo de aliados lo imitó dándole un
caluroso aplauso de aprobación, sin
embargo Mindell dirigió una mirada al grupo disidente de Enrique Hernández
y comenzaron a gritar insultos como “ebrio”, “incompetente”, “fuera”, por lo
que Mindell volvió a tomar la palabra.
-
Aunque aplaudimos tu esfuerzo y presencia amigo
Grosso, tú no puedes estar en el Presídium, eres objeto de una votación de Asamblea
y se ha cuestionado tu capacidad para formar parte del Consejo de Pilares, así
que estarás en primera fila, pero no aquí.
-
Así que soy culpable hasta que se pruebe mi
inocencia, me pregunto si tu mentor, tu benefactor, maestro, y sobre todo,
amigo Ruiz, estaría de acuerdo con eso- increpó Octavio- además ¿desde cuándo
se le niega la réplica a un comunitario Mindell?, acaso no propugnaste porque
se escucharan tus propuestas y todos te prestamos atención, ¿no merezco recibir
lo que te di a manos llenas amigo?
Los leales aplaudieron y gritaron, exigiendo que Octavio
subiera al Presídium, los disidentes gruñeron maldiciones y comenzaron a
alborotar, Mindell volvió a acallar las pasiones.
-
Tan tienes voz y réplica amigo mío, que todos
podemos escucharte, pero mi deber no es jugar a la retórica contigo, sino conservar el orden en esta Asamblea, y
como no hay consenso y sólo es motivo de discordia te llamo al orden, a la armonía
y civilidad, si deseas conservar tu
lugar aquí, siéntate en la primera fila y deja de enrarecer el ambiente.
-
Es curioso que hables del orden, armonía y civilidad Mindell- replicó Octavio- aquí en
nuestro refugio, los comunitarios encontramos un rincón de armonía, ¿por qué
pretendes ensuciarlo y enrarecerlo trayendo a gente armada que además trabaja
para los Grandes de la Cámara Empresarial?
Ante semejante acusación la muchedumbre lanzó gritos de
sorpresa y comenzó a buscar entre todos a los intrusos armados de los que había
hablado Grosso, Mindell furioso sintió que perdía la compostura y se dispuso a
contraatacar, pero antes de que pudiera hacerlo un potente silbido irrumpió en
la explanada, dejando a todos en silencio absoluto.
Zyan arribaba al lugar junto con diez hombres leales que
traían esposados a los centinelas que vigilaron la casa de Mindell y a otros
tres más que seguramente se encontraban dispersos por la explanada.
-
Es mi deber como Pilar encargado de todo el
personal- dijo Herson Valdés- informar a
la Asamblea que estos hombres que fueron sorprendidos en nuestro refugio armados,
no pertenecen a la Comunidad, ni a ninguna empresa satélite de ésta, no fueron
llamados por mí, y no trabajan para ningún servicio de seguridad privada con
quien tengamos convenio, así que válidamente hemos procedido a su detención, ya
que se encontraban allanando en un lugar cerrado a los ajenos y con posesión de
armas, además de que son gente al servicio de la Cámara Empresarial, tal y como
lo aseguran las confesiones verbales y escritas que la señora Zyan Méndez tiene
en su poder, también debo decirles que Zyan Méndez, aquí presente es la
legataria de Raúl Ruiz, según como se comprueba con los documentos notariales
cuyas copias se están repartiendo en este momento a todos los asambleístas,
quien además es la nueva propietaria del total de sus acciones y derechos sobre el Consejo, de acuerdo con la cláusula
novena de los estatutos de fundación que también en copia notarial se entregan
a los presentes, por lo que procedo a dejarle su lugar en este Presídium
Principal y al frente de la Asamblea, como máxima dirigente de la Comunidad.
-
¡Este es un atropello! –Gimió encolerizado
Mindell- yo soy el Pilar convocante a esta asamblea, estoy a cargo de la misma
y no he sido informado de estas arbitrariedades, además cualquier documento que
supuestamente haya firmado Ruiz debe ser revisado por mí, fedatado antes de que
tuviera alguna validez. ¿cómo puedo saber si no se trata de una falsificación,
de un delito?
-
¿Cómo los que tú has cometido Mindell? –increpó
Julia que llegaba al lugar ayudando a caminar a Lía Alarcón al tiempo en que
todos los leales les abrían paso hacia el Presídium – justo al mismo tiempo que
nuestro Emperador agonizaba, tú violabas a esta pobre mujer a la que Ruiz dio asilo en nuestro refugio a
causa de una persecución política por parte de los Grandes de la Cámara, en la
impunidad de tu casa la ultrajaste y
vejaste, cualquiera puede ver en su rostro y cuerpo las huellas de tu crimen, además la intimidaste para que fuera parte de
tu plan para hundir la memoria del Emperador, lo negarás aunque todos sabían
que se quedaba contigo, aunque todos fueron testigos de la gente que pusiste en
tu entrada para privarla de su libertad. Ahora empezarás a decir que esta mujer
era la amante de Ruiz y que él desvió por años dinero de la Comunidad para
dárselo a ella, pero ¿cómo podría haber hecho eso si legó a Zyan todas sus
propiedades?
Mindell blanco por el odio y la sorpresa gritó que todo era
falso, pero Liliana Lara discretamente había apagado su micrófono.
-
Negar mi papel en la asamblea –dijo Zyan,
tomando su lugar y con el micrófono de
Herson- es difamar al Notario más respetado de este país señor Quintana, su
sello, holograma y firma obran en las copias que ahora tienen todos los asambleístas,
incluidos los que ha traído el señor Enrique Hernández, mal llamados disidentes,
porque en realidad sólo son miembros confundidos por sus mentiras, porque de
acuerdo con mis investigaciones, todos ellos creen que obtendrán importantes
ascensos y sumas de dinero, con su toma del control absoluto, y su apertura a
la inversión extraña, pero tengo en mi
poder la propuesta que usted les presentó a los dueños de la Cámara empresarial,
conocidos como “los Grandes”, y toda esta descuartización de la Comunidad,
tiene como único beneficiario su nombre. ¿Acaso es un error de impresión? No se
moleste en negarlo, se están repartiendo copias de su propuesta a todos los asistentes, incluida la gente del
señor Enrique Hernández, y si se pregunta cómo la obtuve, sólo diré que
llegaron a mi bandeja de correo electrónico fortuitamente, no se puede confiar
en la seguridad de la web ¿verdad señor Quintana? Ahora, por qué no desiste de
sus peticiones a la asamblea, a menos de que quiera que le demos el micrófono a
la señorita Alarcón para que nos narre su brutal ataque y nos cuente de todas
sus miserias.
Harto de no poder defenderse y ya no importándole nada,
Mindell le arrebató el micrófono a Zyan y dijo:
-Sería la palabra de una sucia delincuente contra la mía y
yo…
En ese momento de todos los altavoces de la Comunidad
comenzaron a brotar los gemidos de un histérico Mindell que jadeaba de placer,
al mismo tiempo que gritaba: “¡dime que soy mejor que él perra, grita mi
nombre! A lo que Lía llorando preguntaba: ¿mejor qué quien? ¡ya no me pegues
por favor Mindell! ¡Mejor que el pobre pendejo de Raúl Ruiz claro!
Todos los presentes voltearon a ver a Mindell con una mirada de odio, incuso Enrique
Hernández y su gente le comenzaron a gritar “traidor”, mientras continuaban
leyendo la propuesta que los excluía de los negocios con “los Grandes”.
Mindell volteó a ver a Lía, y ésta se le acercó y le dijo al
oído: estabas tan ocupado mostrando tu hombría que ni siquiera notaste que fui
yo la que te usé…
Zyan altiva recuperó su micrófono, mientras Quintana
escapaba a toda prisa de lugar entre gritos y lanzamientos de cualquier cosa
que estuviera al alcance de los enardecidos asambleístas.
-
Así nos deja el otrora “Mago de las finanzas”,
no se ensucien las manos con él comunitarios, no hace falta, los “Grandes”
están tintos en la sangre de aquellos que les fallan, justo como estos de aquí que
preferirían la cárcel antes del juicio de sus sucios jefes- dijo Zyan señalando
a los hombres de Mindell- la muerte de Ruiz es la más trágica de las pérdidas
para todos nosotros, pero quiero decirles que una vez ese gran hombre arriesgó
su vida para preservar la mía y la de mi pueblo y que estaría gustoso de
ofrendar su sangre para que la discordia entre nosotros se disipe, para que la
reconciliación entre el grupo disidente y los leales sea duradera y así
sembremos los cimientos de algo aún más trascendente que la Comunidad y cuya
era empieza aquí, de la mano de todas y todos ustedes.
Enrique Hernández se retiró con la cola entre las patas,
igual que Mindell, sabiendo que sería culpado de ser su cómplice, pero la que
había sido su gente se quedó juntándose con los leales hasta formar un grupo
uniforme, todos contemplando a los
nuevos Pilares, los cuatro nuevos líderes de la Comunidad, Zyan Méndez, Julia
Jaimes, Octavio Grosso y Herson Valdés, en ese momento Julia buscó a Liliana
Lara y a Lía Alarcón para que subieran también al Presídium, pero sólo encontró
a Liliana, que agradeció y prometió serles útil como nueva comunitaria, Lía
había desaparecido, justo como llegó, como una nube negra dejando tras de sí un
nuevo arcoíris.
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