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viernes, 2 de noviembre de 2018

Capítulo 42.- Los cimientos de algo aún más grande


Quintana se despertó sobresaltado, los hombres que custodiaban su casa le informaron que desde muy temprano dos ambulancias salieron de la Comunidad y la gente murmuraba por ello, además nadie sabía nada de la Doctora Julia y de Raúl, y Herson Valdés había sido visto deambular como si estuviera ido, fuera de sus cabales, todas esas cosas no podían ser buenas para su plan, y tenía que saber qué estaba pasando.
Dejó a Lía acurrucada en su cama, la noche había sido muy intensa y quizás se había pasado de la raya con ella, no porque le importara, pero matarla en sus momentos más pasionales hubiera sido demasiado inconveniente, así que internamente se prometió no volver a darse esas licencias y menos estando tan cerca de su gran día, pero quién era él para cuestionar los deseos de un genio, no podía negarse algunos caprichos de vez en cuando.
Se vistió rápidamente y llevó consigo el maletín dorado en que traía la evidencia a usar unas horas más tarde, no podía dejarlo ni por un segundo solo, luego salió de su casa, no sin antes encargarle a los dos centinelas que vigilaran la entrada y no permitieran la salida de Alarcón a menos que él lo ordenara.
Mientras se encontraba dirigiéndose al Salón principal las campanas de la capillita empezaron a repiquetear y su sonido heló la sangre de Mindell, entonces la voz de Valdés sonó a través de todos los altavoces de la Comunidad.
-Compañeros comunitarios, es mi deber informar con un pesar enorme que nuestro líder, el Emperador Raúl Ruiz ha muerto, derivado de complicaciones en su estado de salud, falleció esta madrugada dejando un vacío irreparable en nuestras vidas, pero su legado, su recuerdo y su voluntad prevalecerán por siempre, mientras nosotros tengamos presente su herencia y sus ideales, nosotros daremos fiel y vívido testimonio de su modelo y de su creación, no teman por tanto por el destino de la Comunidad, ahora que su mayor dirigente ha partido,  porque todos y cada uno de nosotros somos quienes la conforman, y aunque en su ausencia deban haber algunos cambios, estos les aseguro, serán para continuar lo mejor posible con la vida institucional de nuestro grupo y para garantizar su supervivencia, por lo tanto y aunque por la noche velemos sus restos mortales que serán cremados por ser así su deseo, no se suspende la reunión del Consejo General Organizacional programada para dentro de dos horas. Guardemos un minuto de silencio por nuestro querido amigo Raúl- terminó Herson con una voz notoriamente afectada y compungida.
Mindell se quedó inmóvil con una expresión sombría, - el maldito imbécil tuvo que morir ahora, es demasiado conveniente- pensaba- pero por qué diablos no utilizar ese pretexto para detener la reunión del CGO, por qué no interrumpirlo  todo para “honrar” a su estúpido líder, por qué no hacer un evento multitudinario que me obligara a frenarlo todo, no lo entiendo, será que realmente esos idiotas no pueden hacer nada bien sin Ruiz, será que verdaderamente están tan consternados que dejan escapar su mejor oportunidad para retrasarme, no pueden ser tan ingenuos, y yo,  no puedo simplemente relajarme, ni dar ninguna ventaja, debo ver a los disidentes ahora, y a los adeptos que he ganado dentro del refugio, debo convencerlos de que mis pruebas son sólidas y aunque algunos me consideren un monstruo por revelar lo que revelaré contra Ruiz justo el día de su muerte, debo convencerlos de que es lo mejor para la Comunidad, para colocar los cimientos de algo más importante,  tengo tiempo, todo mi grupo debe estar cerca, mientras los centinelas cuidan a Lía, es imposible que se comunique con alguien o pueda huir, yo mismo le quité el móvil y la he aislado del todo, no puedo retroceder, y no lo haré, debo arriesgar el todo por el todo.
Mientras tanto Herson yacía sentado en la capilla pensando en todo y nada al mismo tiempo, tratando de descifrar lo que el destino depararía para el final de ese día, pensando que la suerte de la Comunidad estaba echada y que ya no había forma de volver atrás, entonces sus pensamientos fueron interrumpidos por Zyan, que sin que se diera cuenta se había situado detrás suyo.
-No hay forma de que un Pilar como tú pierda el tiempo de esta manera, no este día precisamente, en que la muerte de Ruiz es la clave del advenimiento de una nueva era.
Herson sintió que se enardecía y con furia le respondió a Zyan.
-Se muy poco de ti, pero me irritas, tus palabras me parecen de lo más indigestas y fuera de lugar, diciendo esas cosas pareces un buitre, no eres diferente de Quintana y sus hombres, no sé por qué me dejé convencer por Julia y por ti, todo este circo debió de detenerse, sólo estamos trabajando a favor de Quintana.
- Entre más días le demos a Mindell  más peligroso puede ser, no debes olvidar que el grupo que lo respalda crece con cada mala decisión que tomamos, si sientes toda esa indignación por la manera en que hablo de tu extinto líder, sólo piensa en lo que Quintana le hará a su creación, a su legado si no acabamos con él, ahora basta ya de lamentos, haz su última voluntad y juntemos a los leales a Ruiz, esta guerra por la Comunidad comienza en dos horas.
Dentro de la casa de Quintana, fieramente custodiada en su exterior por sus hombres, Lía había escuchado todo el mensaje de Herson, sentada en la orilla de la cama en la que la noche anterior, había sido brutalmente poseída por un hombre de los más perversos que había conocido,  sólo atinaba a mirar el rostro que el espejo de Quintana le devolvía, el que ya no reconocía como el de la mujer que era.
No podía creer que ese ojo morado por los golpes que le había dado Mindell fuera suyo, ni esa boca rota, ni esos pechos mordidos y  desgarrados, ni esos mechones rubios arrancados tan cruelmente. ¡Dios mío! Que bajo cayó en unos pocos días, al llegar a ese maldito lugar, era la protegida del Emperador, la mujer que lo masticó y escupió al suelo en su juventud y que aun así tenía toda la capacidad para hacer que Ruiz volviera con ella, dándole la espalda a todos sus esbirros, y dándole su riqueza,  ahora era la muñeca de un traidor sádico que le había dejado las marcas de sus asquerosos dedos alrededor de su cuello.
Cuánto odio le guardaba a Quintana, ni siquiera el consuelo del dinero que obtendría,  podía quitarle la imagen inmunda de su cuerpo sobre el suyo, no podía esperar por encontrar la mejor manera de vengarse, pero encerrada y custodiada en ese lugar, nada podía hacer.
Ya no quería sentir dolor, no quería que las lágrimas que rodaban por sus mejillas corriéndole el rímel siguieran corriendo, porque sabía que salían por luto, porque cada una era un recuerdo dulce del muerto, porque sabía que Ruiz hubiera sanado cada golpe, cada rasguño, cada herida con sus besos, con sus caricias, con su sublime amor que jamás volvió a encontrar en nadie, pero ya no lo haría, nunca más volvería a verlo, nunca volvería a sentir esa debilidad trémula que sólo se siente una vez, nunca volvería a perderse en el océano de esos ojos grises, ahora cerrados para siempre, nunca volvería a provocar esa sonrisa nerviosa que le deleitaba. Entonces se levantó de la cama y hablando con el espejo como si se tratara del amor de su vida le dijo:
-          Querías saber mis motivos para abandonarte, para dejarte solo y arruinado, para robarme todo el dinero que habías juntado para la Comunidad, para burlarme de tu amor sincero y corresponderlo con el veneno más vil  y ahora te las diré, solo entre tú y yo, solo entre Lía y Raúl, la pareja que no debió ser, pero que yo quería que fuera. Lo hice porque te amaba y me asustaba tanto de hacerlo,  porque no nací para ser tu mujer y adoptar tus sueños sencillos, porque cada día que pasaba a tu lado, tu forma de ser, tu esperanza, tus ideales, me convencían más y más de hacerme como tú, de seguirte a donde fueras y resignarme a esa vida, porque ese es el efecto que causas, tú vas por ahí cambiando al mundo sin querer y sin notarlo, orillando a los que te conocen a creerte, a ver las cosas con esa belleza mágica que les infundes, a unirse a tu cruzada ideal con tu armadura destartalada y tus sanchos panza respaldándote; y yo quería ser mejor, quería ser más, tal vez por envidia, tal vez porque quería tener algo especial como tú, tal vez porque he estado tan perdida todos estos años. Pero quiero decirte que te amo, y que no volveré a amar a nadie más, que cualquier caricia que recibiera a partir de ahora será como brasas llagando mi piel y que no importa cuántos posean mi cuerpo, sólo tú eres el dueño de mi corazón.

-          Hermosa confesión mujer- interrumpió Julia ante la sorpresa total de Lía.

-          Pero cómo entraste, hay guardias en la puerta- dijo Lía temblando.

-          Unos ajenos no conocen los pasadizos de las casas de los verdaderos Pilares, y eso también va para el dueño de esta morada, que de manera voluntaria se ha hecho el más ajeno de todos- suspiró Julia- pero qué cinismo, es tan grande la obsesión de Quintana por Raúl que ha copiado palmo a palmo su habitación.

-          No sólo por eso lo hizo, ese maniático planea…

-          No necesitas decir las asquerosidades que te ha hecho Mindell Lía, ni lo que planea hacer ahora- interrumpió Julia- a pesar de que has hecho cosas despreciables, nadie merece lo que te ha hecho esa bestia, vine a buscarte sin saber lo que encontraría y me sorprendo por lo que veo, tú también lo amaste, debo decirte que yo también lo amé y que lloro por dentro el horror de su vacío, por eso te comprendo y no te juzgaré más, al contrario, hace muchos años le rogué a desconocidos para que me secundaran en una situación desesperada y ahora te ruego a ti para que me ayudes, no puedo ofrecerte mucho a cambio más que mi protección, y una nueva oportunidad, yo permitiré que expíes tus culpas hacia la Comunidad y te vuelvas uno de nosotros, los sanchos panzas de nuestro amado caballero andante, a que seas parte de algo más grande que lo que hayas hecho nunca, aquí no tendrás que esconderte, el mundo se queda afuera de estos muros, o así era antes de Mindell, y volverá a ser después de él, pero necesitamos tu ayuda, así que dime Lía, ¿honrarás por una vez el amor que sientes?       
La hora había llegado, de todas las empresas satélites al refugio  arribaban trabajadores y ejecutivos, disidentes y leales con destino a la explanada principal de la Comunidad, también algunos espías de los Grandes y la Cámara se habían colado para la reunión del CGO más importante de la historia, todos sabían de la muerte de Ruiz, y seguro que muchas cosas cambiarían ahora, principalmente la persona que obtendría el control total de la Comunidad y de la cual dependería el futuro de la misma, si se continuaba con el modelo de Ruiz, o se abría la empresa a la inversión ajena y privada.
Mindell estaba más tranquilo, estaba casi convencido de que la muerte de Ruiz era un desafortunado inconveniente, pero nada que no pudiera salvar con su gente y su plan, además de que había colocado gente armada a las órdenes de la Cámara dispersa entre los asambleístas para protegerlo de cualquier contingencia.
Herson estaba hecho un mar de nervios, confiaba en los últimos designios de Raúl, pero aceptar a  Zyan le resultaba un problema.
Solo dos lugares del presídium principal estaban ocupados, cada uno con un micrófono para su propietario,   Julia aún no llegaba, y naturalmente no se esperaba que Octavio fuera.
-          Orden, orden amigos, es hora de empezar, y dado que percibo claramente que hay más que suficiente cuórum reunido, daremos inicio a la sesión- dijo Quintana con su micrófono presidiendo la Asamblea.
-          Me parece que la Pilar Julia Jaimes no ha llegado, y tampoco ha llegado el Pilar Octavio Grosso- interrumpió Herson.
-          Parece que nuestro camarada Valdés olvida que en una reunión del CGO, no es necesario que estén todos los Pilares reunidos, máxime que la Doctora Julia debe estar sumamente ocupada con los trámites relacionados con el sensible fallecimiento de Raúl Ruiz, y es de todos conocido que Octavio Grosso se encuentra recluido en una granja de alcohólicos…
-          Estaba recluido amigo, pero no tienes porque usar ese tono, estar enfermo no es motivo de sarna y escarnio- interrumpió Grosso,  quien acompañado de Liliana Lara, se abría paso para el presídium principal.
Herson se levantó y comenzó a aplaudir la llegada de Grosso y el grupo de aliados lo imitó dándole un caluroso aplauso de aprobación, sin  embargo Mindell dirigió una mirada al grupo disidente de Enrique Hernández y comenzaron a gritar insultos como “ebrio”, “incompetente”, “fuera”, por lo que Mindell volvió a tomar la palabra.
-          Aunque aplaudimos tu esfuerzo y presencia amigo Grosso, tú no puedes estar en el Presídium, eres objeto de una votación de Asamblea y se ha cuestionado tu capacidad para formar parte del Consejo de Pilares, así que estarás en primera fila, pero no aquí.
-          Así que soy culpable hasta que se pruebe mi inocencia, me pregunto si tu mentor, tu benefactor, maestro, y sobre todo, amigo Ruiz, estaría de acuerdo con eso- increpó Octavio- además ¿desde cuándo se le niega la réplica a un comunitario Mindell?, acaso no propugnaste porque se escucharan tus propuestas y todos te prestamos atención, ¿no merezco recibir lo que te di a manos llenas amigo?     
Los leales aplaudieron y gritaron, exigiendo que Octavio subiera al Presídium, los disidentes gruñeron maldiciones y comenzaron a alborotar, Mindell volvió a acallar las pasiones.
-          Tan tienes voz y réplica amigo mío, que todos podemos escucharte, pero mi deber no es jugar a la retórica contigo,  sino conservar el orden en esta Asamblea, y como no hay consenso y sólo es motivo de discordia te llamo al orden, a la armonía y  civilidad, si deseas conservar tu lugar aquí, siéntate en la primera fila y deja de enrarecer el ambiente.
-          Es curioso que hables del orden, armonía  y  civilidad Mindell- replicó Octavio- aquí en nuestro refugio, los comunitarios encontramos un rincón de armonía, ¿por qué pretendes ensuciarlo y enrarecerlo  trayendo a gente armada que además trabaja para los Grandes de la Cámara Empresarial?
Ante semejante acusación la muchedumbre lanzó gritos de sorpresa y comenzó a buscar entre todos a los intrusos armados de los que había hablado Grosso, Mindell furioso sintió que perdía la compostura y se dispuso a contraatacar, pero antes de que pudiera hacerlo un potente silbido irrumpió en la explanada, dejando a todos en silencio absoluto.
Zyan arribaba al lugar junto con diez hombres leales que traían esposados a los centinelas que vigilaron la casa de Mindell y a otros tres más que seguramente se encontraban dispersos por la explanada.
-          Es mi deber como Pilar encargado de todo el personal- dijo Herson Valdés-  informar a la Asamblea que estos hombres que fueron sorprendidos en nuestro refugio armados, no pertenecen a la Comunidad, ni a ninguna empresa satélite de ésta, no fueron llamados por mí, y no trabajan para ningún servicio de seguridad privada con quien tengamos convenio, así que válidamente hemos procedido a su detención, ya que se encontraban allanando en un lugar cerrado a los ajenos y con posesión de armas, además de que son gente al servicio de la Cámara Empresarial, tal y como lo aseguran las confesiones verbales y escritas que la señora Zyan Méndez tiene en su poder, también debo decirles que Zyan Méndez, aquí presente es la legataria de Raúl Ruiz, según como se comprueba con los documentos notariales cuyas copias se están repartiendo en este momento a todos los asambleístas, quien además es la nueva propietaria del total de sus acciones y derechos  sobre el Consejo, de acuerdo con la cláusula novena de los estatutos de fundación que también en copia notarial se entregan a los presentes, por lo que procedo a dejarle su lugar en este Presídium Principal y al frente de la Asamblea, como máxima dirigente de la Comunidad.
-          ¡Este es un atropello! –Gimió encolerizado Mindell- yo soy el Pilar convocante a esta asamblea, estoy a cargo de la misma y no he sido informado de estas arbitrariedades, además cualquier documento que supuestamente haya firmado Ruiz debe ser revisado por mí, fedatado antes de que tuviera alguna validez. ¿cómo puedo saber si no se trata de una falsificación, de un delito?   
-          ¿Cómo los que tú has cometido Mindell? –increpó Julia que llegaba al lugar ayudando a caminar a Lía Alarcón al tiempo en que todos los leales les abrían paso hacia el Presídium – justo al mismo tiempo que nuestro Emperador agonizaba, tú violabas a esta pobre mujer  a la que Ruiz dio asilo en nuestro refugio a causa de una persecución política por parte de los Grandes de la Cámara, en la impunidad de  tu casa la ultrajaste y vejaste, cualquiera puede ver en su rostro y cuerpo las huellas de tu crimen,  además la intimidaste para que fuera parte de tu plan para hundir la memoria del Emperador, lo negarás aunque todos sabían que se quedaba contigo, aunque todos fueron testigos de la gente que pusiste en tu entrada para privarla de su libertad. Ahora empezarás a decir que esta mujer era la amante de Ruiz y que él desvió por años dinero de la Comunidad para dárselo a ella, pero ¿cómo podría haber hecho eso si legó a Zyan todas sus propiedades?
Mindell blanco por el odio y la sorpresa gritó que todo era falso, pero Liliana Lara discretamente había apagado su micrófono.
-          Negar mi papel en la asamblea –dijo Zyan, tomando su lugar y con el  micrófono de Herson- es difamar al Notario más respetado de este país señor Quintana, su sello, holograma y firma obran en las copias que ahora tienen todos los asambleístas, incluidos los que ha traído el señor Enrique Hernández, mal llamados disidentes, porque en realidad sólo son miembros confundidos por sus mentiras, porque de acuerdo con mis investigaciones, todos ellos creen que obtendrán importantes ascensos y sumas de dinero, con su toma del control absoluto, y su apertura a la inversión extraña,  pero tengo en mi poder la propuesta que usted les presentó a los dueños de la Cámara empresarial, conocidos como “los Grandes”, y toda esta descuartización de la Comunidad, tiene como único beneficiario su nombre. ¿Acaso es un error de impresión? No se moleste en negarlo, se están repartiendo copias de su propuesta  a todos los asistentes, incluida la gente del señor Enrique Hernández, y si se pregunta cómo la obtuve, sólo diré que llegaron a mi bandeja de correo electrónico fortuitamente, no se puede confiar en la seguridad de la web ¿verdad señor Quintana? Ahora, por qué no desiste de sus peticiones a la asamblea, a menos de que quiera que le demos el micrófono a la señorita Alarcón para que nos narre su brutal ataque y nos cuente de todas sus miserias.
Harto de no poder defenderse y ya no importándole nada, Mindell le arrebató el micrófono a Zyan y dijo:
-Sería la palabra de una sucia delincuente contra la mía y yo…
En ese momento de todos los altavoces de la Comunidad comenzaron a brotar los gemidos de un histérico Mindell que jadeaba de placer, al mismo tiempo que gritaba: “¡dime que soy mejor que él perra, grita mi nombre! A lo que Lía llorando preguntaba: ¿mejor qué quien? ¡ya no me pegues por favor Mindell! ¡Mejor que el pobre pendejo de Raúl Ruiz claro!
Todos los presentes voltearon a ver a  Mindell con una mirada de odio, incuso Enrique Hernández y su gente le comenzaron a gritar “traidor”, mientras continuaban leyendo la propuesta que los excluía de los negocios con “los Grandes”.
Mindell volteó a ver a Lía, y ésta se le acercó y le dijo al oído: estabas tan ocupado mostrando tu hombría que ni siquiera notaste que fui yo la que te usé…
Zyan altiva recuperó su micrófono, mientras Quintana escapaba a toda prisa de lugar entre gritos y lanzamientos de cualquier cosa que estuviera al alcance de los enardecidos asambleístas.
-          Así nos deja el otrora “Mago de las finanzas”, no se ensucien las manos con él comunitarios, no hace falta, los “Grandes” están tintos en la sangre de aquellos que les fallan, justo como estos de aquí que preferirían la cárcel antes del juicio de sus sucios jefes- dijo Zyan señalando a los hombres de Mindell- la muerte de Ruiz es la más trágica de las pérdidas para todos nosotros, pero quiero decirles que una vez ese gran hombre arriesgó su vida para preservar la mía y la de mi pueblo y que estaría gustoso de ofrendar su sangre para que la discordia entre nosotros se disipe, para que la reconciliación entre el grupo disidente y los leales sea duradera y así sembremos los cimientos de algo aún más trascendente que la Comunidad y cuya era empieza aquí, de la mano de todas y todos ustedes.
Enrique Hernández se retiró con la cola entre las patas, igual que Mindell, sabiendo que sería culpado de ser su cómplice, pero la que había sido su gente se quedó juntándose con los leales hasta formar un grupo uniforme,  todos contemplando a los nuevos Pilares, los cuatro nuevos líderes de la Comunidad, Zyan Méndez, Julia Jaimes, Octavio Grosso y Herson Valdés, en ese momento Julia buscó a Liliana Lara y a Lía Alarcón para que subieran también al Presídium, pero sólo encontró a Liliana, que agradeció y prometió serles útil como nueva comunitaria, Lía había desaparecido, justo como llegó, como una nube negra dejando tras de sí un nuevo arcoíris.     

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