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sábado, 26 de noviembre de 2011

Mínima expresión II

LLAMADA DE ATENCIÓN

Saltó sin miramientos del décimo piso, la gente se amotinaba incluso en las aceras vecinas, en su rostro se dibujaba una mueca triunfante, el dulce sabor de saberse por fin, tomado en cuenta.

TRANSFORMACIONES

Las plumas como agujas se enterraban en sus dedos, no podía comprender de donde salían tantas y tan copiosamente, se imaginaba un río de plumas filosas corriendo por sus venas, una estela mortal de bellos colores, pero al final, ya no tenía manos, solo dos graciosas alas que combinaban con el resto de su emplumado cuerpo.

DESPERTAR

El sueño se alargaba interminablemente, tramas enredadas convergían en su teatro nocturno, miles de rostros de protagonistas difusos le confundían, historias inexplicables se sucedían unas a otras, el cansancio le apresaba y lo que más miedo le infundía, era el inexorable hecho de que aún le hacía falta despertar a la vida.

VACÍO

Miró dentro de la casa y no encontró a nadie, sólo la propia estela del abandono que llenaba cada rincón y el ruido confuso y lejano de un cigarra que bien pudo ser inexistente, no había tiempo de constatarlo, únicamente se le ocurría correr al espejo y asegurarse que él mismo continuaba ahí, sin embargo no pudo soltar ni un grito ahogado, también su reflejo había desaparecido.

LLUVIA

Copiosamente el agua se precipitaba contra su cabeza, se quitó los lentes para ver mejor, la humedad y su calor  corporal los empañaban constantemente, pero al volver a ponérselos ya no había lluvia, ni agua, ni nada, sin darse cuenta había escapado del mundo en un abrir y cerrar de ojos.

CIELO

Después de meditar llegó a una conclusión, el cielo no existe, por que es imposible concebir un cúmulo de momentos entrañables sin una sola mancha de ansiedad, sin una hora desagradable, sin una molestia en alguna parte; entonces se levantó de su nube y descendió a los infiernos.

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