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lunes, 26 de enero de 2009

Capítulo 11 La Cámara

Un olor agradable le abstrajo del sueño y en el sopor de la mañana mezclado con los recientes acontecimientos, le asaltaron las dudas acerca del lugar donde estaba y la hora que era; en realidad no era temprano, el reloj de su móvil anunciaba las nueve con veintitrés minutos, siendo que un lento orden de sus ideas le ponía de manifiesto que ese día en particular debía irse temprano para atender asuntos cotidianos antes de ocuparse de uno que le molestaba en sobremanera, sin embargo el retraso volvió a segundo término cuando el aroma se hizo más fuerte e insistente y le devolvió a sus preguntas iniciales; estaba en su casa y apenas ayer había regresado la mujer por la que tantos años se había cuestionado acerca de sus ideales y metas, Lía Alarcón, quien por descartamiento de posibles responsables, era sin duda la que provocaba ese aroma agradable que hacía mucho tiempo no se olía en la casa del Emperador.
Raúl se despabiló y antes de dirigirse a la cocina para enterarse del menú que Lía preparaba, subió al baño de su habitación y se dio una ducha rápida. Mientras el agua caía sobre su cuerpo la realidad se adueñaba más de su mente y desaparecían completamente las anestesias que solo el sueño puede proporcionar.

Lía Alarcón estaba cocinando en su casa, después de muchos años de ausencia y un acontecimiento que pocas personas hubiesen podido perdonar, lo que le hacía meditar a Raúl sobre que tanto grado de desesperación era el que la obligaba a volver a él y si ella confiaba tanto en que la recibiría de la manera más atenta y tranquila, en un dejo de descaro o de credulidad enfermiza, por lo que, fuere lo que fuere su motivo, éste le generaba desconfianza y esos ímpetus de ametrallarla a preguntas y hasta posibles reproches, se disipaban como el jabón que después de limpiar su cuerpo se escurría rápidamente por la coladera.

Raúl bajó a la cocina y preparó su mejor rostro de serenidad e indiferencia, sin embargo mientras descendía por la escalera sintió dentro de sí esa mezcla tan extraña de sentimientos que iban desde el rencor más destilado hasta las ansias con que un estudiante espera a su novia fuera de la preparatoria, y se reprimió nuevamente para lograr el efecto de la mirada gris tan conocida por todos sus colaboradores.

Lía se encontraba de espaldas en relación a él y de frente hacia la estufa, y su mirada se clavaba totalmente en el sartén que movía enérgicamente en círculos, cual si fuera un embrujo hipnotizante, Raúl observó un momento su cabello y se quedó inmóvil, pero se retiró rápidamente de ella cuando comenzó a percibir su sutil perfume.

- No tenías que hacerlo – le dijo Ruiz en un tono tan gris como sus ojos-
- Solo es una pequeña paga por tu hospitalidad, no cualquier persona se va de su casa dejando sus bienes y su propia intimidad expuesta, así como si nada y regresa tan noche que debe quedarse a dormir en su sofá, cual si fuera él el invitado- le contestó Lía con una leve sorpresa exterminada por la seguridad con la que siempre hablaba-
- No, en verdad no tenías que hacerlo, todos los días se sirve el desayuno en las estancias comunales para todos los miembros, es con ellos con quienes desayuno cuando tengo tiempo de hacerlo, y hoy no es un día en el que pueda tomarme ese privilegio- replicó él en un tono más serio-
- Ah… debí imaginarlo cuando vi que tu refrigerador solo tenía tres huevos y un montón de yogurt sin grasa, de hecho solo pude prepararte huevos fritos, pero con poco aceite, por que a lo mejor aún sigues siendo enfermizo…-le dijo ella en un tono inquisitivo, como ignorando el desaire que Ruiz le hacía-
- Tal vez si, tal vez no, las cosas se mueven y uno debe acoplarse, pocas personas van por ahí flotando en la vida sin aterrizar, simplemente cambiando sus destinos por los caprichos del viento que entra por sus veredas… Lo siento Lía, quizás después me coma ese desayuno, tengo una reunión en la tarde y debo irme ya, cuando vuelva hablaremos acerca de ti y esta vez espero que me esperes despierta, este asunto no debe aplazarse más- le dijo él mientras tomaba su abrigo para salir del lugar-
- ¡Espera! No quiero quedarme sola aquí todo el día, no conozco a nadie, yo no soy de las personas que puedan estarse solo esperando, tu lo sabes, por favor deja que vaya contigo, no te cuesta nada, puedo estar afuera de la reunión, pero al menos estaré cerca de ti, prometo no molestarte y lo de hablar, lo haremos cuando tu quieras- le insistió Lía mientras hacía el ademán de tomarlo del brazo-
- No puedo llevarte a mi reunión, pero quizás sea mejor tenerte cerca después de todo Lía, sígueme- concluyó él en espera que ella hiciera algún gesto o increpación, que sacara a relucir su carácter o que se defendiera de alguna manera; pero no lo hizo, extrañamente para él solo atino a apagar el fuego y seguirlo, con la vista al frente pero los labios herméticos, y entonces Ruiz comprendió que Lía seguía siendo astuta y capaz de revolver sus estándares, pues no estaba dentro de ellos el agredir así las personas, ni el considerar culpables hasta probar inocencias, sin embargo la experiencia y la propia condición humana le aconsejaban desconfiar, alejar su corazón de Lía por y para el bien de la Comunidad, pero quizás también para su bien propio.

Durante el trayecto a las empresas el cual realizaron en el auto de él, Lía permanecía callada y él mirando al camino tras el volante, las preguntas que Raúl esperaba o la platica que imaginó tener se disipaba entre los sonidos de la propia ciudad. Hasta que en un semáforo Lía atinó a preguntar por la reunión que tenía Ruiz.


- ¿Y de qué se trata la reunión que tienes en la tarde?
- La reunión es para formar acuerdos con la gente de la cámara; la cámara es una organización dirigida por cuatro personas, pero en la que somos miembros todos los empresarios de este país, más que por convicción, por obligación, puesto que para protegerse y aislarse han influido en las leyes de manera tal que sea impositivo ser miembro para realizar una actividad empresarial.
- ¿Conoces a los dirigentes? ¿qué clase de personas son?
- En realidad no me agrada clasificar personas, pero si te refieres a su manera de ser, te puedo decir que son ambiciosos, ellos controlan a los políticos, a las autoridades, y a los propios consumidores, ellos les dicen que desear, que adquirir, que necesitar, ellos determinan las modas y tendencias, ellos especulan precios y se reparten entre sí el dinero de la gente , ellos deciden que tan magnánimos quieren ser en un año dictando el aumento que permitirán en los salarios de sus trabajadores, se dice que incluso ellos son fundamentales en las relaciones internacionales del país.
- Entonces son entes poderosos, ricos, y famosos, que magníficas facultades- bromeó Lía sin conseguir ningún gesto en Raúl
- Son simplemente vendedores, y nada más, quizás por eso me detestan, pero sería pretencioso decir que su aversión contra mí se deba a que yo soy distinto, a veces temo ser íntegramente como ellos…- dijo Raúl como si estuviera en confianza, por lo que rápidamente compuso- solo balbuceaba, ese gremio no es propiamente al que siento pertenecer y al notar mi desdén es por lo que les molesta mi presencia.
- Si son tus enemigos debes vértelas muy duras cuando intentas algo nuevo.
- Así es, ellos han sido directa o indirectamente responsables de los tropiezos de las empresas de la Comunidad, pero nada pueden contra la Comunidad en sí.
- Pues yo creo que una persona como tú merecería dirigir ese gremio y estar en el lugar de esos tipos, tu si harías algo importante por la gente ¿no?
- Los elogios no son de mi predilección Lía, desiste por favor, no se cuales son tus intenciones, pero si quieres “pertenecer”, por primera vez en tu vida a algo, debes considerar dejar tus ardides habituales – dijo Raúl conteniendo una exaltación indebida-
- Solo digo que has creado algo grande en un tiempo relativamente corto, las revistas de finanzas hablan de ti y de tus “pilares”, tu estrategia podría conseguirte los puestos de esos dirigentes y entonces dictar tus propias normas- replicó Lía en su defensa inmediata-
- El poder absoluto corrompe a quien lo sufre y a quien lo ejerce, es por eso que esas personas son así, que se han olvidado de ver como hombres a sus trabajadores y solo viven para sí mismos, si yo llegara a ocupar sus puestos tendría que ser por méritos oscuros y dañinos, por que solo aplastando se obtiene un poder así, yo no busco eso Lía, pensé que recordarías al menos eso de aquellos días.
- Y sin embargo tu también ambicionas Raúl, quizás de una forma diferente, pero al final de cuentas sigue siendo ambición, tu cuerpo puede ser débil pero para que la gente te siga, significa que tu mente sigue siendo muy fuerte, yo pude ver eso en ti antes y se que deberías tomar lo que te corresponde…
- Mejor déjalo Lía, mi ambición puede ser tan grande como la tuya, pero ya no estoy solo, los Pilares son mi complemento y contrapeso, son mi fuerza adicional y mi balanza, cada uno de ellos mantienen en equilibrio a mi ser, por eso quizás llegue a ser un verdadero dirigente, uno que pueda ver por los demás y para los demás y solo así mi proyecto trascenderá a lo que verdaderamente deseo.- Concluyó Raúl, al tiempo que llegaba con Lía a la primera empresa y descendía rápidamente del auto.

Fue entonces cuando Lía comprendió que quizás la debilidad de Ruiz era lo que el consideraba su mayor fortaleza: los Pilares.

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