Vistas de página en total

martes, 20 de octubre de 2009

Capítulo 16 Preocupación

Dando pasos débiles se alejaba de su propia morada, no quería preocuparse de a donde iría, solo pensaba en tomar distancia, en adentrarse en las penumbras y volverse uno con los paisajes de la noche, después de todo su corazón estaba frío como aquella tenebrosidad, y para cerrar el círculo del ambiente parecido con su humor, una leve lluvia comenzaba a tomar fuerza, haciendo que cada gota emulara alfileres centellantes golpeando su cabeza.

Debía pensar que hacer, debía olvidarse de Lía, al menos un momento y comenzar a idear una estrategia para defenderse de los Cuatro Grandes y aunque normalmente se apoyaría en sus pilares, pensaba que no estarían de acuerdo del todo con su frívola decisión de que Lía se quedara, aunque fuera quizás solo por un tiempo, pues sentía que nuevamente había excedido los límites y que abusaba de su autoridad sobre ellos, convirtiéndose poco a poco en el Emperador completamente, y es que, ya no podía delimitar en que momento actuaba y en que momento era rebasado por su personaje, una careta que él mismo había diseñado para poder controlar y manejar su creación, pero que parecía estar controlándolo a él.

Sus pasos no lo habían llevado muy lejos cuando la lluvia se volvió en tormenta y el frío avasallador hizo que se detuviera en un claro en medio del camino de su casa hasta la estancia común, entonces decidió que acudiría con los pilares, al menos con uno de ellos y que le compartiría sus pensamientos y penalidades, sin embargo su cuerpo aún resentía su juvenil enfermedad y precaria condición así que el frío, la lluvia y la oscuridad hicieron mella en él y lo vencieron, dejándolo tirado en medio del camino y con el agua subiendo lentamente, amenazando con ahogarlo.

En su delirio vio muchos rostros, todos reclamándole algo, todos hinchándose y exigiéndole cosas más allá de su capacidad, cada uno rogando y gritando, llenando el ambiente con gruñidos, quejas, lamentos y órdenes, todos deseaban algo de su persona y lo obligaban a huir, a transformarse, a deshumanizarse, a colorear sus ojos de gris y a forzar su cuerpo que le dolía por entero, entonces de entre todas esas caras, una surgía, pero esta vez acompañada con un cuerpo, unos brazos que parecían ser los más hermosos y firmes que hubiese visto en su vida y que le ofrecían el calor y el refugio que tanto necesitaba, esos brazos, ese cuerpo de mujer lo conducía lejos a un lugar en que los colores discurrían en formas familiares, cálidas, amorosas, a un sitio donde podía andar desnudo, alejado del traje negro, de los documentos, de las máscaras, del mundo que había creado para poder encerrarse en él, y ese sitio se sentía bien, tan bien que no hubiese dudado en dejarlo todo para quedarse ahí y sentir como su sangre se llenaba de sensaciones placenteras y su cuerpo vibraba en sincronía con tanta felicidad, pero de pronto un trueno desgarrador venido de las lejanas penumbras lo desgarraba todo y lo que antes era claro y bello se volvía en una tormenta de llamas y calor abrazantes, y ese rostro de mujer revelaba su verdadera naturaleza, se trataba de Lía, quien nuevamente le traicionaba, le arrojaba a las tinieblas, le dejaba sin ilusiones y vagando perdido nuevamente en mundos que cortaban sus sueños y le obligaban a despertar.

Sus ojos le dolían y la luz de la habitación lo molestaba, poco a poco pudo distinguir correctamente y se percató que estaba en alguna de las casas de los pilares, solo que no sabía bien en cual, aun no podía pensar claramente y sentía mucho calor a pesar de que seguramente estaría helando debido a la noche y la tormenta; de pronto sintió algo más a parte del dolor y la sofocación, una suave mano en su cabello le acariciaba tímidamente, y una dulce voz comenzaba a hablarle.

- No se por que estabas fuera en semejante tormenta, ni se por que te dirigías justamente al lado contrario de nuestros hogares, pero quiero que recuerdes que nosotros somos tus pilares y que nuestro gusto, más que nuestra obligación, es apoyarte y complementarte, sin importar cual sea la crisis, por que por eso nos hiciste pilares, por que querías volver a confiar, creer en alguien más que en ti mismo, y descargar aunque sea un poco de tu peso en alguien de tu entera confianza.
- J… ul ..ia, Juliaa – balbuceo Ruiz de manera muy queda.
- No tienes nada que agradecerme Raúl, soy tu doctora, el Pilar médico de tu comunidad, lo recuerdas, además no solo yo te ayudé, Herson te trajo aquí, se fue hace poco cuando le dije que lo más conveniente era dejarte descansar, pero dijo que estaría pendiente y que mañana te supliría con todo gusto en tus pendientes.
- Mmmm … yo….
- No te canses, al contrario, duerme, la fiebre va cediendo poco a poco, ya te suministre tus medicinas, aunque, la verdad hay algo que me preocupa, y ya que parece que esta valiosa oportunidad de que me escuches atentamente sin poder escapar de tu doctor no se repetirá, aprovecharé la ocasión para contarte. No me gusta que te extenúes tanto, y no lo digo por esto que ocurre ahora, lo digo por que en los últimos meses pareces haber tomado por completo tu papel y te extralimitas en tus actividades, estas enfermo y no te cuidas, solo vas aumentando la presión para ti mismo y te haces más y más dependiente a la medicina, tus análisis no están saliendo nada bien y pareces más demacrado inclusive; se que sientes el peso de la Comunidad en tus hombros, pero creo que deberías dejarlo al menos un tiempo, para que puedas reponerte y de ese modo no sigas acortando tu esperanza de vida, se que suena muy difícil en tu posición, pero te repito que no estas solo, el problema de muchos hombres que detentan poderes y responsabilidades, es el miedo que tienen el relegarlas, se vuelven autómatas creyendo que ellos lo pueden y lo deben hacer por sí mismos, pero eso contradice el espíritu de la Comunidad, con sus miembros que son como piezas de una maquinaria armónica; es por eso que como tu doctora, tu amiga y tu pilar te recomiendo que te vayas por un tiempo al menos de vacaciones. Quizás creas que éste es el peor de los momentos, pues ni siquiera me has dicho que novedades hubo en la Cámara, ni lo que se planea para nuestras nuevas empresas jóvenes, que al parecer, y por lo que ha comentado Mindell, parecen estar causándonos problemas graves en cuanto a su mantenimiento, pero si dejas esperar más tiempo, vendrán otras ocupaciones, otras crisis, otros pendientes, y sentirás que nunca es el momento adecuado para tu descanso. Por otra parte me preocupa un poco lo que nos dijiste sobre la persona que tendrás en tu casa por un tiempo, ya que, aunque pudiese parecer trivial, le diste una importancia suprema al hablarlo al Consejo de Pilares y eso me sonó a que intentas reivindicar tu decisión de “Noboa Han” y los problemas que trajo, pero quizás pudiera resultar contraproducente. Escucha Raúl, necesitas ese descanso, nosotros, al menos Herson y yo, no te juzgamos en el ámbito personal, pero todo el Consejo esta preocupado de que por alguna razón ese ámbito pudiese rebasar sus límites y llegar al profesional y entonces tendríamos problemas, no te juzgo por lo de “Noboa Han”, ni lo haré por la persona que está contigo, aún si, como me temo, quizás tuvo algo que ver con lo de ésta noche, pero sí te pido que seas tu mismo, y que nos confíes lo que te atormenta, para evitar otro problema, otro que pudiese causar otro “grupo disidente”. Descansa por ahora, yo volveré en la mañana, solo piénsalo Raúl.

Raúl hizo un esfuerzo por escuchar toda la conversación de Julia y no pudo evitar recordar el incidente del que ella hablaba.

Después de la Gran Crisis, el Emperador decidió tomar fuerzas, para evitar que el “grupo disidente” tomara adeptos nuevamente, ya que consideraba que esto pondría en riesgo el proyecto de manera grave, sin embargo, para tomar fuerza Ruiz, debía ser más fuerte que los Pilares y también más severo, debía fortalecer la imagen de icono que precisamente lo había salvado de la Crisis, ya que pensaba que entre más fuerte fuera la figura del Emperador, más cohesión habría entre los comunitarios, que se encontrarían agradecidos e identificados con él y con el proyecto y que se esmerarían más aún para que éste subsistiera.

Por esa razón Ruiz sobrepasó sus límites y actuó sobre el Consejo, admitiendo el riesgo de volverse despótico por el poder que se aumentaba, pensando que ese riesgo era valedero en pos de lo que iba a obtener, por esa razón durante algunos meses, tomó decisiones él solo como un administrador único, si se pudiera llamar así, y adquirió una empresa llamada “Noboa Han”, a pesar de que los Pilares le habían informado del riesgo que esto conllevaba, al estar la empresa prácticamente en fase de extinción, y los costos que suponía volver a inyectarle vida a una industria casi muerta. Sin embargo Ruiz adujo que dicha empresa tenía muchos empleados intermedios de la Comunidad, es decir, aquellos que trabajaban en las empresas de la Comunidad pero que no vivían en ella y por tanto no podían considerarse comunitarios, sino que solo laboraban un turno, y que habían declinado unirse por completo a Ruiz, y que entonces comprando “Noboa Han” pudiera esta vez convencer a los trabajadores intermedios para que se volviesen comunitarios, aprovechando sus aportaciones y fuerza de trabajo para solventar el proyecto durante el lapso de recuperación que había dejado como resultado la crisis.

Así las cosas, ante la decisión inamovible de Ruiz el Consejo tuvo que resignarse y solamente persistió la oposición de Quintana y Grosso, quienes al final de cuentas tuvieron razón, pues la compra fue un completo fracaso y muchos empleados intermedios perdieron una de sus fuentes de trabajo, volviéndose disidentes completamente de Ruiz y teniendo que ser expulsados por sus diversas tropelías contra la Comunidad.

Naturalmente un error tan grande no podía ser perdonado, ni aún al Emperador, quien, si no fue amonestado o sancionado por el Consejo, si lo fue por los Comunitarios en general, quienes dudaron por un tiempo de la capacidad de su líder, hasta que la intervención de los Pilares y el tiempo mismo, volvieron a darle a Ruiz la devoción de su gente. Por esta razón, era natural que Julia estuviera preocupada por su actitud de traer a alguien sin haberlo puesto antes en consideración, pues prácticamente solo había informado al Consejo y no le había pedido su deliberación, lo cual era estrictamente necesario, aún si solo era de forma temporal, aún si Grosso había dicho ante todos que no habría problema alguno; aunque esa mera acción era de notarse, Ruiz dudaba que Julia supiera quién estaba viviendo en su casa, y por ende toda la historia detrás de este hecho, y por lo tanto, no podría estar preocupada por Lía, quien como Raúl sabía, también era una amenaza latente.

Julia salió de la habitación y se dirigió a su estancia, donde Herson la esperaba sentado en un sofá.
- ¿Cómo está? Oí que despertó, pero no me has dicho nada más- dijo Valdés preocupado-.

- Estará mejor, te lo garantizo, pero al menos pude decirle lo que pienso respecto a esta clase de situaciones, y tal como querías, le he dicho que no estabas aquí, pero ¿puedo preguntar la razón?

- Él sigue dentro de su papel de “Emperador” aunque le desagrade el mote, cualquier cosa pudiera interpretarla como un gesto de debilidad, y no quiero eso, además, si lo hubiera visto, me hubiera forzado a mi mismo a preguntarle quién esta en su hogar, aunque por las circunstancias, casi estoy seguro de la identidad de la mujer que esta morando ahí.

- ¿De veras lo sabes? Dímelo entonces, me gustaría saberlo, ¿No será que ha vuelto María del Mar?

- No, ya he descartado esa teoría, María del Mar se fue por el proyecto, por la Comunidad, ella no volvería aquí, y mucho menos pretendería unirse a nosotros, quizás nos odie de hecho. No vi a una mujer tan despechada en mi vida, así que seguramente no es el caso.

- ¿Entonces quien más podría ser? Notaste también la importancia que le dio él a ese asunto, además el guardia me dijo que Raúl fue acompañado por ella a su reunión de la Cámara.

- ¡Vaya! A los comunitarios, como a todo el mundo les gusta hablar, a veces de más, pero eso es una parte inevitable de la condición humana. De acuerdo, te diré que estoy seguro que la persona que esta con Ruiz es Lía Alarcón, y como no sabes mucho de ella, te diré también, amparado por mi condición de humano, que no conocí a una mujer tan vil antes, y que su regreso me parece lo más indicado para sellar su forma de ser tan rastrera, pero también te aclaro que no permitiré que se quede en este recinto y tampoco puedo permitir que Raúl vuelva a equivocarse, como en el caso de “Noboa”, así que aunque me duela intervendré ante el Consejo para echar a esa mujer y quizás de ese modo evitemos que el “Emperador” se trague a nuestro amigo y simplemente vuelva a ser él, Raúl.

- Me impresiona oírte hablar así de alguien, así que te creeré en cuanto a la descripción que me das y a la determinación que tienes, pero tal vez, deberías pensarlo mejor, además me gustaría saber que es lo que me dijiste que tenías que exponer ante el Consejo y pronto.

- Es algo que puede ser terrible, pues aunque no estoy seguro y Mindell sostiene lo contrario, creo que se avecina una crisis que dejará en ridículo a la Grande que ya hemos pasado, y si no tenemos cohesión, unidad y solidaridad, estaremos tan acabados, como el resto de promesas que borró la crisis anterior.

No hay comentarios: