Vistas de página en total

lunes, 17 de noviembre de 2008

Capítulo 8 Una propuesta rechazada

La noche caía sobre la Comunidad, y una luz blanquecina le daba un tono espectral a cada muro y cada espacio, sin embargo, los habitantes iban de un lado para otro finalizando sus actividades habituales, y su ritmo era tan idéntico al de siempre que por un momento a Raúl le pareció que la llegada de Lía solo había sido un sueño y que le esperaba una noche tranquila en su vivienda, claro, después de escuchar la propuesta que tendría que hacerle Mindell al Consejo de los Pilares en pleno.

Julia fue la primera en llegar a la estancia común, había tenido poco trabajo en la Clínica, cosa rara pues siendo la encargada de la salud de los trabajadores de las empresas, la consultoría y de los propios comunitarios, siempre tenía mucha afluencia de pacientes, que la visitaban ya fuera por resfriados comunes, hasta males extraños y difíciles de diagnosticar, como el caso del Emperador; a pesar del semi descanso laboral, había tenido una jornada llena de reflexiones y presentimientos poco comunes, a tal grado que sentía que su don estaba gritándole palabras incomprensibles pero apremiantes y esto la preocupaba bastante, era como si una manzana se hubiera ubicado en su garganta y le impidiera poder respirar bien, como si una espinita invisible se le hubiera clavado y fuera incapaz de quitársela, y todo a causa de lo que había dicho Ruiz a penas en la mañana y que le provocaba esa confusión.

Herson llegó después, y al contrario de Julia tenía una sonrisa notable y un brillo en los ojos que podía iluminar todo el recinto, jugaba con un pedazo de papel, al parecer una tarjeta, y se había olvidado de lo que iban a tratar más tarde, mientras que tarareaba alguna canción y hasta daba pequeños brincos muy curiosos, cosas que Julia notó de inmediato increpándolo desde luego por tanta felicidad, a lo que Valdés solo atinó a sonrojarse y reírse tímidamente.

Octavio se introdujo apesadumbradamente en la estancia común, su rostro estaba pálido y su camisa desabotonada y arrugada parecía como si un camión le hubiera pasado encima, lo que provocó la alarma de Herson y de Juli, sin embargo Grosso no quiso ahondar en detalles y se limitó a decir que no había sido su mejor día pero que todo estaba bien.

Por último Mindell y Ruiz llegaron juntos. Nuevamente el Emperador repasó con la vista a sus Pilares y se dio cuenta de cada expresión en sus rostros, no en balde eran sus apoyos, ya que los conocía muy bien y podía leer en sus rostros cada inquietud que tuvieran, por ejemplo, la mueca de intranquilidad de Julia, la sonrisa incontenible de Herson, la cara pálida y enferma de Grosso y la inmutable seriedad de Mindell que no era cosa nueva por supuesto, sin embargo sabía que tendría que platicar con cada uno, pero de manera separada, pues cada reacción merecía una explicación particular que solo sería compartida si el que la tuviese así lo deseaba, aunque antes de iniciar la reunión le preguntó a Octavio por su salud, a lo que éste haciendo cara de extrañado solo atinó a mencionar que estaba bien como siempre y que pasaran a lo importante.

Mindell articuló el proyector y puso en el varias diapositivas, dándole forma a sus intenciones y explicando detalladamente su plan: las acciones de las empresas que alimentaban a la comunidad podían aumentar su valor si se permitía que gente externa las adquiriera, que inversiones de empresas ya consolidadas la enriquecieran y de este modo las empresas se volverían más competitivas y más grandes, los tiempos eran propicios y este proyecto favorecería a todos; con más capacidad económica la infraestructura comunitaria estaría segura y en posibilidad de ampliarse, el sustento alimenticio también estaría garantizado por mucho más tiempo, y nuevos proyectos productivos podrían realizarse, con la posibilidad de aceptar muchos más miembros y abarcar otras áreas, llegando inclusive a poder aportar cantidades importantes al altruismo. Todo parecía ser un proyecto maravilloso, sin embargo el Emperador no quitaba su ceño de desconfianza, lo mismo que hacían Julia y Herson.

De pronto Raúl dijo:

- Lamento interrumpir, pero si permitimos diversificación de acciones por lo tanto hablaríamos de vender un porcentaje importante de las mismas y con estas dar derecho a voto y voz a los inversionistas para los movimientos de las empresas inclusive en cuanto a contrataciones y despidos, y en ese caso no podríamos seguir los Códigos de la Comunidad ni los lineamientos de nuestro manifiesto, puesto que en su generalidad los inversionistas solo buscan negocio y lucro y no les importan las reglas, mucho menos las de la Comunidad que buscan más que nada la solidaridad y la fraternidad, luego entonces tendríamos que convocar a consejo para elegir a cuales pueden y cuales no, invertir en la comunidad, lo que obviamente no sería atractivo para ningún mercantilista, lo que me lleva nuevamente a otra pregunta. ¿Es necesario Mindell? ¿Estamos haciendo agua o tenemos déficit de ganancias aquí? ¿No nos basta con lo que obtenemos para mantener la mansión? -Increpó seriamente Ruiz.
- Yo puedo contestar a eso con un enérgico “no” -dijo Valdés- tenemos infraestructura suficiente, convenios con abastecedoras y códigos que no lo permiten, quiero dejar en claro que esto no es solo un negocio y eso es nuestra base amigos…
- Sin embargo –interrumpió Grosso- dueños de muchas empresas externas antes me han hecho saber su inquietud por invertir en nosotros, y la idea tampoco es dejar un statu quo por siempre, por que conformarnos simplemente con esto si podemos asegurar más cosas para el futuro, si podemos expandernos más rápido si hacemos esto, además, nosotros tendremos el control, pondremos como regla un límite de porcentaje para que ellos no puedan hacer lo que se les de la gana, nosotros siempre seremos los líderes y de esa manera cumpliremos con el manifiesto, protegiéndonos por medio de esa limitante de porcentaje y por ende protegiendo a los comunitarios en general.
- Quiero entender –dijo Julia- que el problema que representaría esa inversión sería que los métodos agresivos e incluso ruines de muchas empresas contrastan con nuestras bases, y que muchos comunitarios podrían perder sus empleos o los regímenes de salarios con los que hasta ahora han podido subsistir honrosamente, entonces si este es el mayor reto, coincido con Herson y Raúl en cuanto a que no tenemos que correr ese riesgo innecesario, en todo caso ese crecimiento del que hablan Mindell y Octavio es viable en nuestra situación actual, solo que tardaría más tiempo…
- Pues la verdad es que no es mi plan adicionar lo que dijo Octavio- arguyó terminantemente Quintana- imponer una limitante en porcentajes ahuyentará a los inversionistas y no es necesario temer tanto a despidos ni salarios bajos, las empresas solo conservan a lo mejor de lo mejor en sus bancos laborales, y pagan sueldos competitivos, en relación con otras empresas, yo pienso que debemos arriesgarnos y obtendremos más, ya antes lo hicimos y salimos bien, somos capaces de enfrentar retos y ya lo demostraste en la gran crisis Raúl, les pido que lo mediten señores, es rentable, es seguro y es lo mejor para todos, se los aseguro- terminó Quintana dejando a todos meditabundos.

Raúl previó los hechos venideros con el plan de Quintana, primero un porcentaje limitado, luego uno ilimitado, luego venta total de empresas, luego abandono de comunitarios que en ellas trabajaban y la carga de dejarlos indefensos ante sus nuevos jefes, así que se determinó a no aprobar la propuesta y esperar el resultado de la elección de los demás confiando en que no olvidarían el fundamento de la Comunidad y que Quintana terminaría por entender esa realidad.

Las elecciones del consejo eran absolutas, y para evitar conflictos, después de exponer los argumentos y diversificar los puntos de vista los miembros iban a la parte posterior del auditorio y en un espacio privado votaban en hojas de papel que tenían las palabras lisas y llanas “si” y “no” además de una opción de “si condicional”, el cual en su caso, debería ser escrito con letra de molde, de manera tal que no se reconociera el emitente y por tanto no hubieran rencores o se evitaran lo más posible, así que en esa ocasión el Emperador conminó a votar y las cosas resultaron así: tres no, un sí condicional y un sí, lo que solo significaba una cosa la negativa total del proyecto, así que no teniendo más que tratar la reunión se disolvió y todos se retiraron a descansar.

Octavio por vez primera estaba preocupado, era una noche loca, el se quedaba en casa y su estómago le dolía mucho, además que lo que había dicho el médico le molestaba en sobremanera, ¿cómo se atrevía a insinuar que era alcohólico? La decisión del consejo no le preocupaba mucho, después de todo la negativa de Quintana a poner la limitante le había dejado desconfiado y creía que era lo mejor dejar las cosas así, al menos por el momento y mientras se sentía mejor de salud.

Julia se detuvo a mirar las estrellas camino a su casa, a pesar de sus presentimientos el Emperador se había portado firme y seguro ante la propuesta amenazante de Quintana y eso la tranquilizaba bastante, además que podría platicar con Ruiz posteriormente y así aclarar las dudas que sentía.

Herson estaba contento, esa noche se durmió con el pedazo de papel en las manos y con la promesa a si mismo de llamar al número de la tarjeta de Bareshka el día siguiente para ponerse de acuerdo del plan a seguir, lo que lo emocionaba como a un chiquillo y seguía apartando su mente de lo que el Emperador le había comentado a todos por la mañana.

Raúl caminó a prisa hacia su vivienda, había decidido enfrentarse a la imagen de Lía y estaba seguro de haber elegido correctamente ante la propuesta de Mindell y aunque le preocupaba un poco si él tendría alguna reacción negativa al respecto, confiaba en sus Pilares y en que las cosas estarían bien, apelando a la inteligencia y prudencia de todos; cuando llegó se dirigió a su habitación, pero Lía se hallaba profundamente dormida en su cama lo que le trajo una sensación incomprensible entre ternura y coraje que inmediatamente reprimió para irse a dormir al sofá, entre aliviado y decepcionado por coartar cualquier clase de dialogo entre ellos.

Todos parecían tranquilos, pero había alguien que no estaba así, Mindell en su habitación hacía una rabieta, sus puños apretados se veían tan rojos como la sangre y en su pensamiento estaba la firme disposición de que esa sería la última afrenta que le hiciera Raúl, de alguna manera acabaría con ese lastre y de entre su odio una pequeña ventana se abrió entre sus ojos, quizás la mujer que dormía plácidamente en la casa del Emperador, podría ser esa oportunidad que ya se estaba retrasando.

No hay comentarios: