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lunes, 2 de noviembre de 2009

Capítulo 19 Vieja Melodía

Despertar es un ejercicio difícil cuando no se encuentran motivos para hacerlo, o quizás un sentido que defina la razón por la que nos empeñamos en vivir, en realidad pocos saben por que lo hacen, por que se levantan todos los días y se aferran a una existencia que en muchas ocasiones, se encuentra plagada de carencias, temores y traiciones.

Es por eso que Ruiz halló un motivo mayúsculo que le obligaba a despertar y moverse cada día, a hacer a un lado sus dolencias y enfermedades para poder hacerse cargo de ese motivo, la Comunidad, un ser ficticio que le reclamaba alimento y atención, que como si fuera un vástago, le exigía su tiempo y a cambio le otorgaba la maravillosa capacidad de hacer a un lado la soledad y la duda permanente del sentido que tenía su propia vida.

Sin embargo, esa mañana, que más bien podría ser medio día o aún más tarde, su malestar era tan grande que no podía ignorarlo como en otras ocasiones, quizás la advertencia de Julia había llegado tarde y esta vez los excesos le cobrarían factura, y en esa situación lo que más le molestaba es que todo se debiera a un descuido bajo la lluvia, pero detrás de ese supuesto descuido, la mano de Lía nuevamente en su vida, otra vez causando daño, a pesar de lo poco que deseaba permitírselo.

En su mente una viejísima canción resonaba, y él se hacía las mismas preguntas que esa antigua melodía: “¿Por qué volviste a mí?, siendo tan grande el mundo, habiendo tantos hombres, después de aquél ayer, que tu lo maldijiste y luego lo destruiste ¿a que quieres volver? ¿Por qué volviste a mí, buscando compasión? En mí ya no hay amor, en mi alma ya no hay nada, mi vida aventurera contigo se acabó…” Esas notas resonaban en su cabeza como el primer día en que la escuchó, en su ya lejana niñez, cuando se aburría oyendo la canción que al parecer tenía un significado especial para los adultos que la escuchaban, sin poder descifrar que significaría para él mismo en el futuro.

Que curiosa es la vida que de repente le pone sentido a las cosas que en ella se transitan, haciendo que aquél que se burló de un sentimiento, se vuelva el burlado por el destino, por el tiempo y por la misma gente- pensó mientras intentaba incorporarse pesadamente.

Cansado de autocompadecerse se puso de pie y recorrió el cuarto de Julia en busca de su ropa y sus pertenencias, sin embargo, al llegar a la ventana de la habitación, pudo observar que su ropa se secaba en la terraza contigua, por lo que, aunque no quisiera, debería quedarse ahí por un rato más, ya que no sería bien visto si salía solo en toalla o en ropa interior, así que se acomodó en un sofá de la estancia de Julia y se dio cuenta de que su teléfono celular se encontraba en la mesa de centro de la estancia y estaba encendido, a pesar de que seguramente se había empapado como él en su tropelía nocturna, y al revisarlo se percató que tenía una llamada perdida de un número desconocido justamente a las tres de la mañana, lo que dejó intrigado a Raúl, por lo que marcó dicho número, pero sin obtener respuesta alguna.

Dejando de lado su teléfono, vio varios periódicos apilados a un lado de la entrada principal, pues al parecer Julia los había recibido como cada uno de los pilares diariamente, pero no les había dado importancia y los había dejado simplemente apilándose indefinidamente, situación que irritó un poco al Emperador, pues les había pedido a todos los Pilares que se informaran constantemente de las situaciones del mundo que los rodeaba, aunque la verdad, él mismo había dejado a un lado los periódicos últimamente sumido en las ocupaciones del diario acontecer, y en ese sentido se sintió incapaz de darle algún reproche a Julia, quien además de todo lo había cuidado muy esmeradamente y si no se encontraba en ese momento, se debía a que ella era muy responsable con su trabajo en la Clínica de la Comunidad.

Así pues Ruiz comenzó a leer los periódicos en orden ascendente, pues disfrutaba ver como las especulaciones de los cronistas eran confirmadas o negadas en los días posteriores a su publicación, y completamente dedicado a esa labor, pudo darse cuenta de diversos acontecimientos aparentemente aislados, pero que en su mente vivaz, tenían una clara correlación y le decían muchas cosas entre líneas, quizás una de ellas, el profundo motivo del interés de los Grandes en hacerse de la Comunidad, así que leyendo cuidadosamente esas notas periodísticas, decidió que en la reunión de la noche con los Pilares, se las haría saber de la forma en que él lo contemplaba y quizás de esta manera comprenderían el por qué se oponía rotundamente a la alianza con los Cuatro Grandes, y con un poco de persuasión, hasta obtendría su votación en el Consejo.

Excitado por la idea se dirigió a la terraza para descolgar sus ropas y ponerse en activo, ignorando las indicaciones que Julia le había dado más temprano y que apenas recordaba entre sueños, que consistían en quedarse recostado al menos un día más para saber como iba evolucionando con las medicinas, sin embargo y casi al llegar a la terraza, sintió como su cuerpo se debilitaba y un escalofrío lo recorría, al tiempo que todo se iba poniendo oscuro y él caía de bruces en el piso completamente inconsciente, mientras a lo lejos escuchaba como sonaba su teléfono desde la estancia, y como en su mente confundida, las notas de la canción se iban callando poco a poco, hasta terminar con la frase más importante de toda la melodía: ¿Por qué volviste a mí buscando compasión? Sabiendo que en la vida, le estoy poniendo letra a mi última canción…

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